Villalba no se complicó nunca. Recibió una amarilla.
Por Favio Verona
Villalba conformó a Brindisi, que luego metió a Trejo y
a Pizzini. El equipo terminó con 7 players del club.
Cuánto tiene que ver Miguelito Brindisi en esta
resurrección del equipo? Y... bastante. El hombre demostró una capacidad de
reacción importante: de ese debut negro ante Rafaela con un Independiente
minado de gente de experiencia pasó a un mix con pibes de la cantera, con los
que supuestamente no están en condiciones de afrontar situaciones extremas.
Pero el entrenador miró a las Inferiores, a esos pibes que se criaron en el
club y ellos le están dando rédito. En otra final del mundo, la oportunidad le
llegó a Lucas Villalba, lateral izquierdo que apenas había jugado 45’ con el
Tolo Gallego ocho meses atrás. Y el pibe cumplió.
De todas maneras, este contexto de batalla tras
batalla, una guerra que parece que recién tendrá un veredicto en el último
partido del Torneo Final, ofreció en ese pelotón de juveniles un ejército de
reserva listo y comprometido para sacar al equipo del infierno mismo. Porque
tampoco le pesó el momento a Francisco Pizzini, el mediapunta que se paró como
wing para romper todas las previsiones de San Martín, el que apenas tenía ocho
partidos en Primera (seis con Cristian Díaz y dos con el Tolo Gallego). En el
mismo contexto estuvo Juan Manuel Trejo, que ingresó por el Malevo Ferreyra.
Algo cambió en el Rojo. Y los juveniles hicieron su
aporte. En un momento donde la desesperación no permite ver algunas cosas
positivas, Independiente tiene un motivo de orgullo: ayer terminó el partido
con Rodríguez, Galeano, Fredes, Godoy y los tres pibes antes mencionados, todos
surgidos del club (sin contar a Adrián Fernández que arrancó entre los 11). O
sea, siete players de Inferiores.
Vamo’ los pibes.
Fuente Olé
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