Por Favio Verona
Con sus goles,
Adrián Fernández hizo renacer las esperanzas de los hinchas. Olé te cuenta la
historia del pibe oriundo de las tierras de Erico e hijo de un goleador.
La historia comenzó
a un ritmo tan vertiginoso que ni siquiera hubo tiempo para la presentación del
personaje. La vorágine sembró interrogantes que aún no tienen respuestas.
¿Quién es Adrián Fernández? ¿de dónde salió este pibe? son las preguntas que se
proliferan en las tribunas de Independiente. Cuatro goles en apenas cinco
partidos instalaron la duda de si el delantero de 20 años podrá mantener el
nivel expuesto o si pasará lo que suele ocurrir en estos casos: que el efecto
ilusorio de las luces de neón se apague tan rápido como un fósforo.
Fernández es
oriundo de Paraguay, tierra fértil que germinó al máximo goleador de la
historia del Rojo: Arsenio Erico. Su padre, Néstor Fernández, también fue un
artillero implacable que brilló en el fútbol guaraní en los 80. Es cierto,
Néstor fue un producto de consumo local ya que nunca alcanzó trascendencia
internacional, pero convirtió más de 200 goles en sus pasos por Presidente
Hayes, Nacional de Paraguay, Guaraní, Sol de América y Cerro Porteño.
El Halcón, como lo
apodaban sus compañeros en la Reserva del Rojo, llegó a Cerro Porteño en 2008
de la mano de su papá, quien lo forjó durante sus primeros años y le dio el
empellón para que se dededicara al fútbol. “Su padre lo trajo a Cerro Porteño y
fue fundamental en su formación. Cuando llegó era muy tosco, pero compensaba su
falta de técnica con su agresividad, entrega, y un físico imponente que llamaba
la atención de todos”, relata Hernán Acuña, quien lo conoció a los 15 años y lo
formó durante tres años en las divisiones inferiores de Cerro Porteño. “Siempre
fue muy encarador y aguerrido, pero sabía que debíamos mejorarlo técnicamente y
por eso siempre nos quedábamos trabajando después de las prácticas para que
incorporara conceptos básicos. Es un chico que tiene cierta formación, siempre
fue un consentido de su padre. El no era titular porque fue contemporáneo de
Angel Romero y Epifanio García (hoy conforman la delantera titular de Cerro) y
siempre estaba muy bajoneado porque jugaba poco, pero comprendió que tenía que
trabajar el doble para no quedarse en el camino. Pudo haber bajado los brazos,
pero decidió dar batalla”, le comentó Acuña a Olé . Y agregó: “Muchos creían
que no tenía futuro, pero empezó a jugar cuando sus compañeros eran convocados
al seleccionado juvenil y la rompió. El trabajo que hicimos para pulirlo rindió
frutos. Mi exigencia fue extrema, lo hice trabajar y transpirar durante horas,
pero él siempre estuvo abierto a mis sugerencias y hoy me lo agradece”.
Hoy, son varios los
dirigentes del Ciclón paraguayo que se lamentan por la salida de Fernández.
“Cuando llegó a la categoría Sub-18, Elvio González, que dirigía esa división,
le pidió al Coordinador de las divisiones formativas, Blas Cristaldo, que lo
echara del club. Elvio dijo que no le veía futuro, que no valía la pena
invertir tiempo y dinero en él. Yo me opuse fervientemente y no me hicieron
caso. Hubo una discusión muy fuerte, pero hoy todos los dirigentes están con
mucha bronca por lo que pasó”, expresó Acuña, a quien el tiempo le dio la
razón. Fernández llegó a Independiente a fines de 2011, y tras jugar unos meses
en Cuarta y en Reserva, se convirtió en la esperanza Roja.
Fuente Olé
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