Por Mauro Erbiti
Siempre que un equipo empieza a hilvanar malos resultados y
comienza el murmullo alrededor del futuro de un director técnico, los
futbolistas salen a decir siempre que están bien con él en el plantel y que no
quieren que se vaya. Aunque en muchos casos no es cierto, y en otros si, lo
importante no son las palabras: para respaldar, hay que hacerlo adentro de la
cancha.
Omar De Felippe es el responsable de que Independiente este
como está: en puestos de ascenso. Agarró al Rojo luego de dos derrotas y dos
empates en cuatro fechas con Miguel Ángel Brindisi, enderezó el barco y dejó al
equipo en el tercer puesto de ascenso al final del año 2013. En este 2014, con
sólo un triunfo y con tres caídas consecutivas, sus dirigidos siguen en la
tercera posición porque sus rivales directos tampoco lograron resultados
positivos -y esos que dos de ellos, Atlético Tucumán e Independiente Rivadavia,
ya lograron descontar puntos en duelos directos-. Ahora, con la imperiosa
necesidad de ganar para estar en un lugar expectante por mérito propio y no por
lo que hagan o dejen de hacer los demás, los jugadores deben dar un paso al
frente.
Ante Banfield, el sábado pasado, se notó eso: un cambio de
actitud. Que los jugadores intentaron cumplirle a Omar y sacar adelante un
trámite díficil ante el puntero y en su casa. Y, de no haber sido por el mano a
mano que Sebastián Penco desperdició para poner el 3 a 0 y cerrar la noche o
por el pésimo rendimiento de los centrales, el Rojo se hubiese llevado un triunfazo
con un hombre menos durante veinte minutos. El capitán, Daniel Montenegro fue
el ejemplo mas claro: el Rolfi, que venía de un desastroso rendimiento ante
Huracán, levantó y fue de los mejores.
Ahora, toca revalidar el punto en el Libertadores de América
ante Villa San Carlos. En una fecha en la que puntero y escolta, Banfiled y
Defensa y Justicia, se medirán, los que salen a la cancha deben respaldar a su
técnico con una victoria para sacar la situación adelante.
Fuente Infierno Rojo
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