Por Luciano Bottesi y Sebastián Sanchi
La AFA les debe unos 40 millones de pesos a proveedores y la
situación empezó a afectar al predio de Ezeiza. Cuenta corriente cancelada en
el Mercado Central y sólo cocinan para juveniles.
Hasta el diariero puso el grito en el cielo.
En épocas en las que la AFA se movía al ritmo proselitista,
con Luis Segura y Marcelo Tinelli rumbo a las elecciones (frustradas al final),
una idea entusiasmaba o espantaba por igual. La "auditoría interna"
dividió aguas y quedó en el mero anuncio.
O, no. Porque meses después el binomio Angelici - Lammens
que gobierna en los hechos cuenta con un documento confidencial que estimó los
egresos ordinarios de la casa en 24 millones de pesos mensuales y al que DIARIO
POPULAR tuvo acceso exclusivo para elaborar el informe que hoy se publica.
La deuda multimillonaria de la Casa del fútbol tiene un
impacto directo en lo cotidiano y que afecta en múltiples direcciones al futuro
de los futbolistas, de los clubes y que construyen un presente decadente que le
abre las puertas a soluciones empresariales que pueden marcar el final del
fútbol argentino tal cual se conoce.
Los números rojos que asumieron los dirigentes después de
negarse durante un año a hablar del tabú, son concretos. A los proveedores, la
AFA les debe en conjunto 40 millones de pesos y muchos de ellos ya dejaron de
prestar sus servicios y eso planteó desafíos para quienes se ocupan del césped
de las canchas en Ezeiza donde entrenan los juveniles y las selecciones que
alcanzaron las finales del último Mundial y la Copa América: los tractores con
que cortan el pasto un día se quedaron sin nafta porque la estación de
servicios en la que compraban combustible les cortó la cuenta corriente.
La cocina del predio funciona todos los días: los juveniles
almuerzan allí, al igual que el cuerpo técnico y los trabajadores que
desarrollan sus tareas en el complejo. El mes pasado, sin crédito en el Mercado
Central la Cocina debió salir a hacer los mandados a comercios minoristas de
Ezeiza y achicar el número de comensales: sólo los chicos que entrenan se
sentaron a la mesa.
De la falta de pagos no se salvó ni el diariero, que dejó de
alcanzar los paquetes con todos los matutinos cuando sumó 20 mil pesos impagos.
El rubro gráfico tiene otro ítem: la revista que mensualmente editaba la
asociación está frenada porque Artes Gráficas Buschi, la imprenta a la que la
encargan, no recibió el último pago y se niega a darle crédito.
No son todas grandes deudas. El chiquitaje también suma:
todos pudieron ver el papelón de la asamblea de diciembre cuando por votos
duplicado no se pudo elegir presidente; pues bien, los futuros papelones no
tendrán streaming porque el equipo que se encargaba de la transmisión en vivo
dejó de hacerlo por falta de pago, al igual que el fotógrafo que todavía da
vuelta por los pasillos de Viamonte por tres facturas impagas.
Fuente Diario Popular

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