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miércoles, 13 de agosto de 2014

Actitud Independiente





Por Nelson Laffitte

Días después de la inconmensurable satisfacción que produjo la vuelta a primera, la amplia victoria y la dinámica de ataque, el corazón descansa y la cabeza comienza a razonar.

Sólo un necio podría negar que si a los 30 segundos de comenzado el partido la definición de Federico González no era interceptada en la línea por Néstor Breitenbruch, hoy la historia mutaría. La ilusión no sería la misma, el lunes hubiera sido tan opaco y agrio como cualquier otro. Las charlas en el trabajo, la facultad o el colegio hubieran resultado angustiantes, frustrantes.

Sólo un necio podría negar que cada corrida de Lucas Albertengo, cada diagonal de Rodrigo Depetris o cada pase al vacío de Matías Fissore, fueron una alerta para la última línea roja, que sufrió de inexperiencia.

La estrategia de adelantar la posición defensiva, para presionar alto pero en línea recta, produjo que por centímetros los delanteros de La Crema no quedaran mano a mano con Rodriguez en más ocasiones.

Sólo un necio podría negar el vértigo horrendo que produjo ver cómo cruzaban la pelota por encima de los defensores y tener que voltear la vista una y hasta dos veces para cerciorarse que el asistente había levantado la bandera.

Ya contra Belgrano de Córdoba, por Copa Argentina, se había observado algo similar con los tres/cinco del fondo. Habrá que adaptarse, asumirlo, saber que, en el mejor de los casos, se sufrirán este tipo de jugadas en contra, tres o cuatro veces por partido.

Se sufrió en la fase defensiva en igual proporción a lo que se disfrutó en ofensiva.

Sólo un necio podría negar que de mitad de cancha para adelante se vio algo distinto, algo que movilizó los cuerpos presentes y ausentes en el Libertadores de América.

Un doble cinco sobrio y distribuidor, mediocampistas y delanteros amalgamados con la finalidad tan obvia como ardua, de llegar al gol.

Pases, ideas, intentos, paredes, objetivos, motivaciones y concreciones.

Sólo un necio podría negar que Independiente necesitaba un cambio ofensivo y que, al menos por 90 minutos, se logró.

Caras desconocidas que ayudaron a que resalte más el escudo que el peinado de moda. Nombres de relleno, en el buen sentido, ese relleno que mezclado completa una receta exquisita.

Sólo un necio podría negar que se atacó mucho y bien, que se erraron goles pero que se concretaron tres de muy buena calidad. Que hay material y que con trabajo y habilidad, este equipo puedo lograr lo que pocos lograron: identidad.

Hace mucho, muchísimo tiempo que casi la totalidad de los hinchas rojos no tienen la sensación de la espalda erguida, el pecho inflado y la frente en alto.

El domingo volvió a pasar. Sí, con errores, con vértigo y con desatenciones, pero con una actitud diferencial. Un carácter desprendido, liberado.

Sólo un necio podría negar que fue la actitud Independiente.



Fuente Infierno Rojo

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