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lunes, 19 de mayo de 2014

Una muestra de carácter en envase pequeño, pero que sirve para ilusionarse






Por Rodrigo Tamagni

Esa breve ráfaga que dio vuelta el partido es lo poco que nos queda para tener esperanza en estas tres fechas que aún restan jugarse. Estábamos afuera de todo y una mínima reacción bastó para dejarnos de vuelta en carrera. Tres finales, 270 minutos. Antes del Mundial, el "Rojo" juega la definición de la Copa del Mundo en tres cuotas

No se puede llegar al final del torneo a éste ritmo. ¿Hace falta sufrir tanto? Al parecer sí. Ya es imposible recordar cuándo arrancó el dolor de estómago que produce cada partido de Independiente, pero no tiene solución y se agravaba fecha tras fecha. Aunque se soportan si nos aseguran que los partidos van a terminar favorables. Pero eso es imposible de asegurar y menos jugando de esta manera.

No, tranquilo, no nos vamos a poner en elitistas a falta de tres fechas para el final: hay que ganar. Lo tenemos todos claro. No digo como sea porque no existe el 'como sea'. Todos los modos elegidos de buscar el triunfo tienen una descripción y por el que opta el equipo no es la excepción. ¿Cuál es? La mismísima suerte. Cuando pone tres tipos para tocar, tira centros desde mitad de cancha; cuando tira a la cancha dos 'torres', no hay un jugador que desborde para que busquen sus cabezas. Entonces ahí entra en juego la suerte, y la actitud. Porque la ráfaga con la que se da vuelta el partido es por actitud. Porque Montenegro empezó a intentar, a pesar de errar. Porque Insúa se puso los pantalones y mostró que si hay que meter se mete. Porque Pisano dejó el papel de 'Pisanito' y se vistió de Pisano nuevamente. No duró mucho, pero alcanzó.

En fin, el juego no cambió demasiado. El equipo no fue una luz y mostró la misma inocencia de siempre. El penal es una muestra excelente de ese jardín de infantes que es el equipo. Pero hasta ganando se colgó el baberito y pidió que le hagan el avioncito. O me va a decir que hay una explicación para que Tula intente pasar al ataque como si fuera uno de los espartanos de '300' buscando la heroica, cuando la confianza de hoy en día no le da ni para frenar a un tal Mazza.

Mire si estaremos mal que ni el "Rusito" Rodríguez da garantías, que fue de los pocos que se salvaban. Que Mancuello, la 'figura' (si se puede encontrar una figura en este momento), se hizo expulsar la semana pasada y lo perdemos en la recta final. Que Montenegro no aparece hace rato. Que Parra tiene más lesiones que goles. Que Vallés y Fredes siguen siendo titulares...

Pero a pesar de eso seguimos con vida. Casualidades del destino. Vaya uno a saber. Viene Defensa y Justicia al Libertadores de América. Usted siga rezando. Quedan tres fechas y, yo que sé, parece que algunas de las 'almas elevadas' se acordó de Independiente. Igual, como hincha no puede hacer mucho más. Rezar y apoyar.

A los jugadores: Defensa y Justicia, Instituto y Patronato. En ese orden. Entrada, primer plato y postre. Los tres partidos más importantes de su vida para ser campeones del mundo. Tres fechas para irse y no volver más a un lugar que, por lo que se ve, es incómodo para ustedes. Pero entiendan que son realmente importantes.

¿A favor de los futbolistas? La presión para afrontar este momento es enorme y, cuando restan tres juegos, dieron una muestra de caracter, en envase de 600cc, pero muestra al fin. Dar vuelta un partido de visitante, en una cancha donde ese equipo perdió una sola vez, con todo en contra por la lesión del 'goleador' del equipo, casi sin haber llegado al arco, anotando en las únicas dos claras que tuviste... Después de lo visto en los últimos partidos, es importante ver esa reacción aunque sea mínima porque queda la esperanza de poder repetir. Hay que repetirla en los próximos 270 minutos.


Fuente Play Fútbol

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