El 11 de noviembre de 2012 fue la última vez que Martín
Benítez fue titular en el Rojo.
Por Favio Verona
La lesión de Mancu le abrió la puerta a Benítez, quien
volverá a ser titular después de más de dos años. “Quiero demostrar que maduré
y voy a dar que hablar”, dice.
Fue el desenlace más trillado: un par de goles, propuestas,
dinero, las cámaras, las notas, el rótulo de promesa dispensado por los
abonados a la sentencia precoz.
A Martín Benítez lo encandilaron los flashes en
2011, cuando tras un debut promisorio de la mano de Ramón Díaz, se desplomó
como suele sucederles a aquéllos jugadores que aún no completaron su proceso de
maduración.
“No tenía ni para el colectivo y me tocó debutar en Primera sin conocer
nada. Arranqué de un día para el otro y me tocó explotar, hacer goles. De
repente, se me acercaron los representantes a ofrecerme plata, gente que no
conocía, me llamaban de todos los canales y las radios. Eso me aturdió, me
confundió. No supe manejarlo y se me vino el mundo abajo. Hay cosas que hice
que hoy evitaría”, le cuenta el punta a Olé , quien hoy será titular por
primera vez desde el episodio en el que debió declarar como testigo cuando una
mujer acusó a Aléxis Zárate de haberla violado.
“Espero aprovechar esta chance.
Empecé una nueva vida y ya no quiero equivocar el camino. Voy a entregarle todo
a Dios para que me guíe y se encargue de mí. Estoy volviendo a ser el Martín
que mi familia y mis amigos conocieron”, contó Benítez, quien decidió aferrarse
a la religión.
-¿Qué fue lo que te llevó a recapacitar?
-Los consejos de mi mamá, Norma. Me hizo entender que si no
llevás bien tu vida, no podés rendir a nivel profesional. Tampoco puedo pensar
que si no me toca jugar se me va la vida. Ella fue la que me acercó a Dios.
Hace un tiempo le pedí volver a jugar, volver ser el de antes. El Señor es
generoso y me va a dar más de lo que yo le pida.
-¿Aprendiste algo de tus experiencias negativas?
-Vengo de una familia muy pobre y en Misiones la plata a veces
no nos alcanzaba ni para comer. Cenábamos mate cocido y, con mi hermana Noelia,
vendíamos fruta para colaborar con nuestros padres. Algunos conocidos han
terminado en la droga. Entendí que debía comprometerme más para que mis cuatro
hermanos no vuelvan a sufrir esas cosas. No quiero perder la satisfacción de
poder ayudarlos.
-¿Por qué te caíste? ¿Te la creíste?
-No lo sé, pero aprendí que debo valorar el lugar en el que
estoy como señal de gratitud a mi familia. Y no olvidarme de mi pasado. Mis
padres se mataron para que yo tuviese un plato de comida y pudiera llegar.
Pensé en eso por las noches, me emocioné y recapacité. Me esforcé al máximo
para tener otra chance, pero no es sólo una cuestión de voluntad.
-¿Por qué habías dejado de valorarlo?
-A veces no te das cuenta de lo que tenés hasta que lo
perdés. Sufrí muchísimo al mirar la lista de concentrados y quedarme varias
veces afuera. No quiero que eso se repita. Almirón siempre me tuvo en cuenta
porque sabe que puedo aportarle gambeta y velocidad. Voy a aprovecharlo y a
generarle dudas.
-Hay muchos delanteros. Va a ser muy difícil que te ganes el
puesto...
-Si hay algo que tengo es paciencia. Mi meta es terminar el
torneo con varios goles. Me siento más maduro y creo que este va a ser un gran
año para mí. Estoy convencido de que podré cambiar murmullos por aplausos.
Quiero demostrar que maduré. Voy a dar que hablar, a rendir mucho más que en
mis primeros partidos. Me voy a matar en la cancha para lograrlo. Pero ahora
tengo que dar el primer paso.
Fuente Olé
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