Por
Christian Alonso
(Columna de
Opinión) – Pasadas -y ¿sufridas?- las dos primeras jornadas de la larga
travesía que Independiente deberá recorrer en su inédito camino por la B
Nacional, la angustia no cesa y, para colmo de males, comienza a gestarse
nuevamente.
Hasta suena
ilógico, ¿no?.
El descenso
se consumó hace ya dos meses y el fondo, todavía, no se ha tocado, al menos eso
parece.
Tras sus dos
primeras presentaciones, el híbrido equipo que se armó para hacer historia no
logró convencer del todo a la gente.
Y como si
faltase algo, la continuidad de Miguel Brindisi parece pender de un hilo muy
fino.
Haciendo un
breve repaso, el actual DT del “Rojo” llegó para cargar con la pesada mochila
de intentar reanimar a un Independiente en terapia intensiva.
Si bien la
suerte casi lo acompaña, el descenso no pudo evitarse y el club perdió la
categoría por primera vez en su historia. Como punto a favor, el entrenador
campeón con el club en décadas pasadas absorbió la presión e intentó aportar
una mirada tranquila y mesurada en un momento caótico e impensado.
Quizás
pedirle que dé un paso al costado en ese momento era demasiado.
Brindisi se
había hecho cargo del club cuando nadie más quería hacerlo, incluso él.
Lejos de
intentar pensar en el hincha, la dirigencia del club encargó el armado del
plantel para buscar el ascenso a la misma subcomisión de fútbol que armó el
plantel para el descenso.
Inentendible
e indefendible, pero cierto. Más inentendible es que, comenzado el torneo de la
segunda división, quien encabeza el fútbol profesional se baje del barco.
¿Por qué no
lo hizo antes? ¿Por qué la Comisión Directiva no solicitó qué lo hiciera antes?
¿Por qué Javier Cantero anunció, en una vergonzosa conferencia de prensa, qué
habría cambios en el manejo del fútbol profesional si esos cambios se dieron
cuando ya nada puede solucionarse?
Hay quienes
creen que la llegada de Facundo Parra proporcionará un rotundo cambio en el
penoso equipo de Brindisi. Hay otros que creen que la garra y el sacrificio que
Cristian Menéndez propone a la hora de jugar lograrán un beneficio a largo
plazo. Que los goles que Sebastián Penco posee en sus pergaminos no tardarán en
llegar. Que Daniel Montenegro volverá a ser aquel del 2002.
Mientras
algunos creen, este equipo descree. Sobre todo el entrenador, que firmó un empate
ante Boca Unidos de Corrientes.
En diciembre
de 2011, el socio de Independiente votó para que una CD se responsabilice y
tome decisiones. Acertadas o no (Nadie tiene la suerte comprada), habrá que
tomarlas, sobre todo ahora.
Tantear entrenadores cuando hay un DT trabajando es
desprolijo, si.
Pero más
desprolijo es que la noticia salga a la luz (Y encima más de una vez).
Aunque,
si es la solución, si alguien logra garantizar que sea la solución, si saben
que funcionará, háganlo.
Teniendo en
cuenta la imperiosa ansiedad que el hincha siente por saberse potencialmente
ascendido en el plazo más corto, ¿Que pasará el sábado?.
Si
Independiente gana y gana bien, ¿retornará la tranquilidad a Avellaneda?
¿Y si
pierde? Lo cierto es que, a un día del encuentro, se respira un aire raro.
Y Brindisi
sabe que la gente no mastica vidrio.
Puede ubicar
el banco de suplentes donde quiera, pero el socio se hará escuchar de igual
manera. Él sabe que está sujeto a los próximos resultados.
Entiende que
sus horas pueden llegar a estar contadas si su equipo no comienza a levantar.
Su cabeza tiene que hacer un click, Independiente debe mentalizarse de otra
manera para regresar al lugar que nunca debió haber dejado.
Con Brindisi
o con quien sea. La necesidad ya rozó los límites y, ante Aldosivi, podría
darse el ultimátum.
A poner
primera, Miguel.
Fuente De la
Cuna al Infierno
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