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viernes, 16 de agosto de 2013

Entre la calma y lo que daña





Por Christian Alonso

(Columna de Opinión) – Pasadas -y ¿sufridas?- las dos primeras jornadas de la larga travesía que Independiente deberá recorrer en su inédito camino por la B Nacional, la angustia no cesa y, para colmo de males, comienza a gestarse nuevamente.

Hasta suena ilógico, ¿no?.

El descenso se consumó hace ya dos meses y el fondo, todavía, no se ha tocado, al menos eso parece.

Tras sus dos primeras presentaciones, el híbrido equipo que se armó para hacer historia no logró convencer del todo a la gente.

Y como si faltase algo, la continuidad de Miguel Brindisi parece pender de un hilo muy fino.

Haciendo un breve repaso, el actual DT del “Rojo” llegó para cargar con la pesada mochila de intentar reanimar a un Independiente en terapia intensiva.

Si bien la suerte casi lo acompaña, el descenso no pudo evitarse y el club perdió la categoría por primera vez en su historia. Como punto a favor, el entrenador campeón con el club en décadas pasadas absorbió la presión e intentó aportar una mirada tranquila y mesurada en un momento caótico e impensado.

Quizás pedirle que dé un paso al costado en ese momento era demasiado.

Brindisi se había hecho cargo del club cuando nadie más quería hacerlo, incluso él.

Lejos de intentar pensar en el hincha, la dirigencia del club encargó el armado del plantel para buscar el ascenso a la misma subcomisión de fútbol que armó el plantel para el descenso.

Inentendible e indefendible, pero cierto. Más inentendible es que, comenzado el torneo de la segunda división, quien encabeza el fútbol profesional se baje del barco.

¿Por qué no lo hizo antes? ¿Por qué la Comisión Directiva no solicitó qué lo hiciera antes? ¿Por qué Javier Cantero anunció, en una vergonzosa conferencia de prensa, qué habría cambios en el manejo del fútbol profesional si esos cambios se dieron cuando ya nada puede solucionarse?

Hay quienes creen que la llegada de Facundo Parra proporcionará un rotundo cambio en el penoso equipo de Brindisi. Hay otros que creen que la garra y el sacrificio que Cristian Menéndez propone a la hora de jugar lograrán un beneficio a largo plazo. Que los goles que Sebastián Penco posee en sus pergaminos no tardarán en llegar. Que Daniel Montenegro volverá a ser aquel del 2002.

Mientras algunos creen, este equipo descree. Sobre todo el entrenador, que firmó un empate ante Boca Unidos de Corrientes.

En diciembre de 2011, el socio de Independiente votó para que una CD se responsabilice y tome decisiones. Acertadas o no (Nadie tiene la suerte comprada), habrá que tomarlas, sobre todo ahora.

Tantear entrenadores cuando hay un DT trabajando es desprolijo, si.

Pero más desprolijo es que la noticia salga a la luz (Y encima más de una vez). 

Aunque, si es la solución, si alguien logra garantizar que sea la solución, si saben que funcionará, háganlo.

Teniendo en cuenta la imperiosa ansiedad que el hincha siente por saberse potencialmente ascendido en el plazo más corto, ¿Que pasará el sábado?.

Si Independiente gana y gana bien, ¿retornará la tranquilidad a Avellaneda?

¿Y si pierde? Lo cierto es que, a un día del encuentro, se respira un aire raro.

Y Brindisi sabe que la gente no mastica vidrio.

Puede ubicar el banco de suplentes donde quiera, pero el socio se hará escuchar de igual manera. Él sabe que está sujeto a los próximos resultados.

Entiende que sus horas pueden llegar a estar contadas si su equipo no comienza a levantar. Su cabeza tiene que hacer un click, Independiente debe mentalizarse de otra manera para regresar al lugar que nunca debió haber dejado.

Con Brindisi o con quien sea. La necesidad ya rozó los límites y, ante Aldosivi, podría darse el ultimátum.

A poner primera, Miguel.


Fuente De la Cuna al Infierno

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