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viernes, 2 de agosto de 2013

Crónica de un éxodo Rojo




Por Mauro Erbiti



Ya suman 22 los jugadores que se fueron de Independiente.

Luego de consumado el descenso a la B Nacional, el presidente de Independiente Javier Cantero y la dirigencia le presentaron al técnico Miguel Ángel Brindisi una lista de varios futbolistas que no seguirían. Si bien al principio muchos de ellos no se mostraron de acuerdo con la decisión, luego terminaron aceptándola y se alejaron del club.

Lo curioso del caso es que, a pesar de que muchos jugadores encontraron equipos nuevos, Independiente no se vio beneficiado económicamente. La mayoría de ellos rescindieron sus contratos o no los renovaron para luego cambiar de camiseta, no dejando al Club ningún rédito económico. ¿Por qué pasó esto?, ¿cuál fue la razón por la que el club tomó esta decisión de “depurar” el plantel sin beneficiarse?, ¿cuál es la historia de este “éxodo” Rojo?

En el arco, siempre se habló de que Independiente tenía cuatro porteros de primer nivel. Por eso, no extraña que dos de ellos ya no sean de la partida: Hilario Navarro y Adrián Gabbarini. Lo que sí extraña es la manera: el correntino,  separado y a la espera de encontrar equipo no quiso firmar la rescisión de su contrato. Y Gabbarini no renovó y se fue a Newell’s Old Boys.

En la defensa, Eduardo Tuzzio terminó acabando su carrera sin pena ni gloria. Leonel Galeano, por otra parte, se fue al Rayo Vallecano. Y Roberto Russo, a Villa San Carlos.

En el mediocampo, Fernando Godoy, Roberto Battión, Víctor Zapata, Jonathan Santana, Osmar Ferreyra, Iván Pérez y Fabián Vargas también se fueron al Panetolikos de Grecia, All Boys, Unión de Santa Fe,  Belgrano de Córdoba, River Plate, San Martín de San Juan y Barcelona de Ecuador, respectivamente. Hernán Fredes, que sufrió una rotura de ligamentos, se iría luego del alta médica al Tigres de México.

Y en la delantera, se fueron dos futbolistas que llegaron generando mucha expectativa y fracasaron: Ernesto Farías y Luciano Leguizamón. El Tecla volvió al Cruzeiro de Brasil, mientras que Leguizamón está en Colón de Santa Fe. Sin dudas, estos dos puntas son de las más grandes desilusiones de la historia moderna de Independiente.

A todos estos, hay que sumarle a varios juveniles como Nicolás Villagra, Gonzalo Contrera o Federico Gay -que renovó por dos años pero se fue a Aldosivi- y a varios que volvían para este semestre pero fueron apartados rápidamente, como es el caso de Gino Clara.

Luego de leer tantos apellidos que no están más en Independiente, no se entiende cómo se dejó ir a todos los mediocampistas centrales del plantel -Godoy, Battión, Zapata, Santana y Vargas- para luego ir a buscar a Reinaldo Alderete y Franco Razzotti. O por qué no se pudieron renovar los contratos de los cuatro hombres del club -Gabbarini, Galeano, Godoy y Fredes- que ahora cambiaron de equipo sin entrarle un peso a la institución. O por qué se rescindió con futbolistas que podrían haber servido como ficha de cambio con otros de interés del técnico -como Ferreyra a River por Carlos Sánchez, o Battión a All Boys por Mauro Matos-. O que se hayan liberado a varios juveniles -con la excusa de que, al no haber Torneo de Reserva, no se necesitarían- para luego nombrar a Gabriel Milito como el entrenador del selectivo de la reserva y la cuarta, quinta y sexta división.

La única razón que parece lógica de este movimiento es la de que, al rescindir los contratos con estos jugadores para que consigan otro club, se hayan cancelado deudas en los sueldos de estos. Así, Independiente se eximiría de pagar deudas atrasadas y se quitaría de encima varios contratos caros -que, en su momento, quizás no se deberían ni siquiera haber firmado por lo excesivo de sus montos-.

También está a la vista de que muchos de los “relegados” o “licenciados” fueron operaciones hechas por esta dirigencia – como Santana, Zapata, Leguiamón o Vargas-. Varios de estos, además, ya no gozaban del visto bueno de la gente, que cada vez que los veía saltar al campo, se mostraba fastidiosa con ellos.

Una vez analizada esta oleada de futbolistas que emigraron de Avellaneda, se puede ver claramente que fue una decisión apresurada y que, en varios casos, sirvió para terminar con contratos caros de futbolistas que fracasaron con esta camiseta. Pero, sin dudas, privó que a Independiente le ingrese dinero por patrimonio propio.


Fuente Infierno Rojo

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