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Por Vicente Muglia vmuglia@ole.com.ar
Cuando un equipo tiene la intención de salir jugando
desde el fondo para garantizar el traslado por abajo y no tirar el pelotazo a
dividir necesita algo básico: intérpretes capacitados.
Ayer, Independiente
pareció jugar a la ruleta rusa cada vez que algún defensor pretendió avanzar
con el balón.
Velázquez, Galeano y Cía. se destacaron por su falta de
precisión.
Pero el problema es que el pelotazo tampoco es garantía de nada.
El
mejor ejemplo de esto es Hilario Navarro.
Se sabe que uno de sus defectos es el
manejo de los pies.
El correntino sacó siete veces de abajo.
Y en ninguno de
esos envíos, el destino fue un compañero: cuatro le cayeron a Clemente, uno a
Somoza, otro a Caruzzo y el restante, al lateral.
Así, se hace difícil.
Fuente Olé
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