En la cancha, muy pocos resultados
Por Daniel Arcucci
Twitter: @darcucci
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Fútbol para Todos es fútbol para todos.
Eso, en un país (y en un fútbol) donde la mayoría de las
propuestas quedan en pretenciosos enunciados, no es poca cosa.
Los partidos se pueden ver en catarata, desde la mañana hasta la noche, sin límite alguno.
El aficionado, el fanático, agradecido: verlo o no verlo queda a su exclusiva elección, sin pago de por medio.
Para él, sin duda, la situación ha mejorado.
Ahora bien, si del cruce de palabras y del millonario aporte
que el Estado hace, uno se preguntara si "todo para el fútbol" ha
servido para mejorar en algo la actividad, el juego mismo y las condiciones en
las que se desarrolla, la respuesta no debería ser positiva ni mucho menos.
Hace tres años, cuando los goles fueron
"liberados", la historia comenzó con un reclamo de Futbolistas
Argentinos Agremiados, en la voz de su secretario general, Sergio Marchi, por
deudas de la mayoría de los clubes con sus futbolistas. Hoy, cuando falta menos
de un mes para que comience un nuevo torneo (nuevo porque comienza, no porque
haya cambiado como debería), Marchi vuelve a advertir sobre las deudas con los
futbolistas, lo que mantendría inhibidos a 11 de los 20 clubes de primera
división, entre ellos 4 de los 5 grandes.
Difícil que la situación cambie si no cambia la filosofía de
la dirigencia futbolística argentina: si reciben 100, gastarán por 150; y si
reciben 150, gastarán por 200. Controles no hubo, no hay y debería haber (se
anuncian, a partir de ahora), sobre todo si es el Estado el que aporta el
dinero para financiar una actividad como el fútbol, tan poco proclive a ser
controlada. Quien lo hace, en todo caso y desde hace tres décadas, es Julio
Humberto Grondona, con todos los clichés del clientelismo político del
conurbano bonaerense.
Hablar del juego siempre es opinable, pero hasta el más
fanático debe admitir que debajo de los finales emocionantes se esconde un
nivel decadente. Si los buenos jugadores que aparecen se quedan más de una
temporada por aquí, no hay que atribuirlo a la buena gestión dirigencial, sino
a la crisis europea, que no les permite a los clubes de allá desembolsar los
millones que desembolsaban antes. La histeria ya forma parte de la idiosincrasia
futbolera local y los DT duran un suspiro en sus cargos, apenas un poquito
menos de lo que duran los torneos. En la estadística hay que anotar que los
campeones se consagran cada vez con menos puntos y también, lamentablemente, la
lista de víctimas: 10 muertos en un semestre dan cuenta de que la fiesta del
fútbol tiene una contracara, muy oscura, en la que la pasión por los colores
queda oculta bajo la mezcla de intereses económicos y políticos. Mafiosos. Y
cuando aparece un dirigente distinto, con otro discurso y otras ideas, como
Javier Cantero en Independiente, rápidamente se lo identifica: por lo solo que
queda.
Suena a ironía, pero no lo es. Un aporte de Fútbol para
Todos que ha servido para mejorar el espectáculo y su organización se advierte
cuando la pelota no rueda: los entretiempos duran rigurosamente 15 minutos.
Fuente La Nación
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