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jueves, 12 de julio de 2012

Futbol para todos - Muy pocos resultados


En la cancha, muy pocos resultados

Por Daniel Arcucci

Twitter: @darcucci    |  
   

Fútbol para Todos es fútbol para todos.
Eso, en un país (y en un fútbol) donde la mayoría de las propuestas quedan en pretenciosos enunciados, no es poca cosa.

Los partidos se pueden ver en catarata, desde la mañana hasta la noche, sin límite alguno.

El aficionado, el fanático, agradecido: verlo o no verlo queda a su exclusiva elección, sin pago de por medio.

Para él, sin duda, la situación ha mejorado.

Ahora bien, si del cruce de palabras y del millonario aporte que el Estado hace, uno se preguntara si "todo para el fútbol" ha servido para mejorar en algo la actividad, el juego mismo y las condiciones en las que se desarrolla, la respuesta no debería ser positiva ni mucho menos.

Hace tres años, cuando los goles fueron "liberados", la historia comenzó con un reclamo de Futbolistas Argentinos Agremiados, en la voz de su secretario general, Sergio Marchi, por deudas de la mayoría de los clubes con sus futbolistas. Hoy, cuando falta menos de un mes para que comience un nuevo torneo (nuevo porque comienza, no porque haya cambiado como debería), Marchi vuelve a advertir sobre las deudas con los futbolistas, lo que mantendría inhibidos a 11 de los 20 clubes de primera división, entre ellos 4 de los 5 grandes.

Difícil que la situación cambie si no cambia la filosofía de la dirigencia futbolística argentina: si reciben 100, gastarán por 150; y si reciben 150, gastarán por 200. Controles no hubo, no hay y debería haber (se anuncian, a partir de ahora), sobre todo si es el Estado el que aporta el dinero para financiar una actividad como el fútbol, tan poco proclive a ser controlada. Quien lo hace, en todo caso y desde hace tres décadas, es Julio Humberto Grondona, con todos los clichés del clientelismo político del conurbano bonaerense.

Hablar del juego siempre es opinable, pero hasta el más fanático debe admitir que debajo de los finales emocionantes se esconde un nivel decadente. Si los buenos jugadores que aparecen se quedan más de una temporada por aquí, no hay que atribuirlo a la buena gestión dirigencial, sino a la crisis europea, que no les permite a los clubes de allá desembolsar los millones que desembolsaban antes. La histeria ya forma parte de la idiosincrasia futbolera local y los DT duran un suspiro en sus cargos, apenas un poquito menos de lo que duran los torneos. En la estadística hay que anotar que los campeones se consagran cada vez con menos puntos y también, lamentablemente, la lista de víctimas: 10 muertos en un semestre dan cuenta de que la fiesta del fútbol tiene una contracara, muy oscura, en la que la pasión por los colores queda oculta bajo la mezcla de intereses económicos y políticos. Mafiosos. Y cuando aparece un dirigente distinto, con otro discurso y otras ideas, como Javier Cantero en Independiente, rápidamente se lo identifica: por lo solo que queda.

Suena a ironía, pero no lo es. Un aporte de Fútbol para Todos que ha servido para mejorar el espectáculo y su organización se advierte cuando la pelota no rueda: los entretiempos duran rigurosamente 15 minutos.



Fuente La Nación

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