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lunes, 30 de julio de 2012

Futbol - Cuestión de estado



El Gobierno anunciará hoy un nuevo sistema tecnológico de ingreso en los estadios para luchar contra la violencia en las canchas; como modelo regional se mira a Brasil, donde se bajó el número de incidentes desde medidas políticas concretas. Por Carlos Beer
30 de Julio de 2012 - 02:32

          Una de las veces en las que Julio Grondona, titular de la AFA, estuvo reunido con la presidenta Cristina Kirchner - Archivo

Pasan los años, se habla demasiado de la violencia en el fútbol, pero se hace poco. O nada. Hoy, a sólo cuatro días del comienzo del torneo Inicial, algo pasará: en un acto en la Casa de Gobierno, la presidenta Cristina Kirchner y dirigentes del fútbol anunciarán un nuevo sistema de ingreso en las canchas. Uno de los oradores centrales será Florencio Randazzo, ministro del Interior y Transporte, padre del nuevo proyecto: la compra de 1000 maletines que, en su interior, tienen aparatos que toman las huellas digitales para identificar a los que hayan cometido incidentes en los estadios. Si bien el sistema es de complejo uso y adecuación, se pretende utilizarlo cuanto antes, probablemente en las primeras fechas de este mismo certamen.

Así se dará un golpe de efecto en la dirección que siguió la mayoría de los países del mundo en la materia: la participación activa del Estado. "El Estado debe afrontar este problema con una clara política pública." El autor de la frase es el brasileño Paulo Castilho, el director del departamento de la defensa de los derechos del torcedor, que estuvo recientemente en nuestro país, en el Congreso en la III Jornada Internacional de Debate, Fútbol y Sociedad. "Hemos reducido los problemas a cero", afirma optimista Castilho, oriundo de San Pablo, que comenzó a trabajar con éxito en la ciudad más poblada del continente y luego su labor fue imitada en todo el país vecino. Colegas brasileños han confirmado el éxito de su plan y que, en los estadios y sus adyacencias, casi no hay incidentes. Entonces, nace la pregunta: ¿qué realizó Brasil para bajar la violencia y qué cosas se pueden aplicar en nuestro medio? Veamos:

1. "Una de las primeras cosas que hicimos fue censar a las torcidas y organizarlas. Me reuní con los líderes para conocerlos, orientarlos y controlarlos. Trabajamos siempre con el foco en la prevención", dijo Castilho, designado por la Procuraduría General de Justicia de San Pablo en 2006. En cierta forma, acá se intentó realizar lo mismo con Hinchadas Unidas Argentinas, pero el eje era muy distinto: se buscaban ventajas para los barras en lugar de trabajar en la prevención, tal como hizo énfasis Brasil.

Igualmente hay una diferencia, según marca Castilho: "La Constitución de Brasil reconoce el derecho de las personas para asociarse; por lo tanto, las torcidas organizadas son mecanismos legales. Por eso, como Estado, les ordenamos que se constituyan bajo los reglamentos exigidos. Caso contrario, estamos frente a una cuadrilla". La diputada Cornelia Schmidt, organizadora del citado Congreso, afirmó: "Como se demostró en Gran Bretaña, España, Alemania y la más cercana de Brasil, la lucha contra la violencia en el fútbol debe tomarse como política de Estado para reglamentar y controlar la estructura sobre la que se monta este deporte".

2. Por ley, se redujo al 5% la presencia de la hinchada visitante. Tal limitación se realiza en las principales ligas del mundo. En la Argentina, se procedió a la prohibición del público visitante en el ascenso, situación modificada de forma oportunista con el descenso de River. No está estipulado bajo reglamentación de la AFA qué capacidad se le debe dar a cada parcialidad visitante según cada categoría.

3. En Brasil se creó el Estatuto del Torcedor, con penas por malas conductas en las canchas. ¡Y se aplican! En la Argentina, existe la ley 23.184, más conocida como la ley De la Rúa, que regula la violencia en los espectáculos deportivos.

4. En Brasil se creó en Río de Janeiro el batallón de policía militar especializado en fútbol, que trabaja en el Maracaná. En San Pablo existe el segundo batallón especializado en prácticas deportivas. Igualmente, hay policías de civil que trabajan sólo en el fútbol. "Lo ideal sería una policía especializada nacional. Vamos en ese camino", dijo Castilho. En la Argentina es una promesa incumplida.

5. Hace poco, en una controvertida decisión, se absolvió a Rafael Di Zeo y otros 15 barras de Boca por un juicio por una pelea con hinchas de Chacarita en 2003. "No se concibe el tiempo que demoró el proceso. Yo no puedo decir que hubo irregularidades en el fallo. Pero sí estoy seguro de que había elementos probatorios suficientes como para dar un veredicto distinto", dijo el ex juez Mariano Bergés, conocedor de la causa por haberla iniciado. En Brasil se aceleraron los tiempos judiciales con la creación del Juzgado del Torcedor, en 2010. Se instala en las canchas los días de partidos, y los hinchas tienen su primer juicio abreviado en una hora.

6. En Brasil existe la figura de responsabilidad dirigencial a quienes ayuden o promuevan a las torcidas. En la Argentina, está penado por la citada ley De la Rúa, pero no se aplica. Sancionada en 1985 y reformada el 23 de marzo de 1993, en su artículo 5 expresa: "Será reprimido con prisión de uno a seis años el que instigare, promoviere o facilitare de cualquier modo, la formación de grupos destinados a cometer delitos". Esto encaja con la enorme mayoría de la dirigencia de los clubes que, cuanto menos, entregan entradas a los barras. Y con tantos políticos que los contratan para sus actos.

Hoy el fútbol llega de nuevo a la Casa Rosada. Habrá anuncios para iniciar un nuevo camino. El modelo por seguir es claro: el Estado como eje. Y los políticos como solución y no parte del problema.


Fuente Cancha Llena

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