Pocos conocen al astro de Barcelona mejor que el técnico de
Independiente: "No hay un solo argentino que tenga más deseo que él de
ganar", avisa
Por Cristian Grosso
Foto: LA NACION / Mauro Alfieri
Hace muchos años, 20 exactamente, una de las firmas
importantes de ropa deportiva se acercó a Gabriel Milito para proponerle que
luciera sus botines en el Sudamericano Sub 17 que se iba a jugar en Paraguay.
'Hay para todos o nada', respondió ese pibe que ya llevaba la cinta de capitán
y pintaba para crack. Naturalmente, no hubo botines para nadie. El recuerdo lo
define: intenso, mandón, comprometido. Mientras construye su Independiente , la
mirada se posa sobre un tema que lo desvela: "Llevo a mi hijo, que tiene 8
años, a jugar al baby y es una locura el griterío de los padres y los
entrenadores por ganar. Los nenes no saben para dónde salir corriendo, juegan
asustados, tienen un miedo. en mi época no era así, y no pasó tanto tiempo, no
cumplí 60 años..."
A los 35, Milito tiene claro el diagóstico. Tanto que lo
abruma. "Caímos en la desesperación del resultado. Si bien es lo más
importante, en los últimos años nos olvidamos del cómo. Y el cómo es muy
importante, desde la escuela que quieras, eso es lo menos trascendente, lo
fundamental es la convicción por una idea. Y eso se perdió. Pasa en primera y
en las inferiores, que están invadidas por la locura del resultado. Y así es
imposible desarrollar el crecimiento de un joven si sólo le vamos a pedir que
gane. A mí me tocó integrar el proceso formativo más exitoso de la historia del
mundo, y no digo exitoso por los títulos -que también se obtuvieron-, sino por
el legado. A nosotros no nos exigían ganar, nos exigían aprender. Cada día que
pasaba nos teníamos que llevar algo a casa". Y lo invade la melancolía...
"El tiempo perdido en el fútbol no lo recuperás más. Yo
creo mucho en los procesos, y acá no hay procesos", se lamenta Milito.
Hombre de selección en definitiva -recorrió todas las categorías-, se zambulle
en la actualidad del equipo que desde la próxima semana, con el regreso de las
eliminatorias, intentará afirmarse rumbo a Rusia 2018.
"Convengamos que lo
mejor son los ciclos largos, las interrupciones no son buenas para la
selección. Pero es nuestra realidad. Desde mi lugar le deseo lo mejor a Bauza.
Tiene un recorrido que avala su designación", reconoce Milito.
-¿Podía ser el momento para un entrenador joven?
-No debe ser nada fácil ser entrenador de la selección
argentina. Tenés que tener experiencia y recorrido, no como algo elemental,
pero sí necesario. No tengo dudas de que hay entrenadores que siendo tan
jóvenes ya han demostrado que cuentan con las herramientas, como Gallardo.,
pero tener mayor recorrido es bueno. Bauza tiene mucha experiencia en el
formato de la Copa Libertadores, que de alguna manera es muy parecido a un
Mundial. Bauza sabe competir.
-¿Temés que se instala en la cabeza de los jugadores algún
fantasma por las finales perdidas?
-No es fácil jugar finales ni superar las derrotas en esa
instancia. Te quedas ahí una vez, otra vez, otra vez., algo tan deseado se te
escapa. Sí, es presión que vas acumulando. Después, el juego mismo te renueva y
volvés a aferrarte de otra ilusión.
-¿Le creíste la renuncia a Messi?
-Me sorprendió. Lo noté tan auténtico, tan sincero y
angustiado, que realmente pensé que podía ser una decisión definitiva. Por eso
me puso tan contento que la haya revertido.
-¿Los argentinos no terminamos de valorarlo?
-Leo es un futbolista admirado por el mundo, es el rey del
fútbol, y en el único lugar que recibe críticas desmedidas es en la Argentina,
en su país. ¡Que daría él porque no fuera así!, pero bueno, es lo que le toca
vivir. Yo lo lamento mucho porque lo conozco y sé cuánto lo frustra. Las
críticas le joden a todo el mundo; algunos las manejan mejor y otros las sufren
más. Leo sufre cuando le falla a la gente, él hace hasta lo imposible por no
fallar, y si a la frustración natural de haber fallado se le suma la avalancha
de críticas, es un momento durísimo de atravesar. Y eso no suma, resta. Estoy
seguro de que no hay un solo argentino que tenga más deseo que él de ganar.
Foto: LA NACION / Mauro Alfieri
-¿Cómo se lo aprovecha mejor en la cancha?
-Hay que darle la pelota la mayor cantidad de veces posible.
No es fácil porque lo marcan más que a ninguno, pero insistir, insistir e
insistir. Hay que buscarlo siempre.
-¿Pero no es tirarle toda la responsabilidad?
-No, no., yo creo en los arrestos individuales, pero mucho
más creo en el fútbol interpretado de manera colectiva. Cuando Leo reciba
muchas más pelotas, y en situaciones ventajosas, y tenga opciones de pase para
que después elija si da el pase o resuelve él, será mucho mejor. Ese es el punto
en el que hay que intentar poner a Leo. Porque él usa muchas veces a sus
propios compañeros para después poder construir la jugada y casi siempre
encontrar una escapatoria. Cuando vos ves una fantástica apilada en Barcelona,
si ponés la vista en otros sectores del campo hay cuatro compañeros llevándose
marcas y haciendo distracciones. Leo es el mejor de todos, pero rinde como
rinde en Barcelona porque el funcionamiento del equipo es espectacular. Y
siempre es el equipo el que potencia a la individualidad.
-Pero la selección no tiene el tiempo de un club.
-Sí, esa es parte de la explicación. Pero además, son
distintos futbolistas: las características de los futbolistas del Barcelona
poco tienen que ver con las características de los muchachos de la selección.
Más allá de que sean de buen pie, desde luego, pero son distintos. Allá juegan
cada tres días y comparten las prácticas hace 10 años. ¿Sabés lo que son 10
años con Iniesta y con todos.? Esa es una ventaja única.
-Si no existiera Messi, ¿quién sería el mejor argentino?
-Nunca lo pensé. el Kun, el Kun, creo que el Kun sería el
mejor.
-Sin Messi, ¿la Argentina sería una selección más?
-No. Leo nos da el salto de calidad, pero sin él, si bien no
sería tan competitiva la selección, igual sostendría el protagonismo. Lo que
pasa es que Leo es insustituible, único.
"Es lo que nos toca vivir después de tantos años de
Julio Grondona..."
Mañana comenzará el torneo local... 89 días después de la
definición del campeonato anterior entre Lanús y San Lorenzo. En el medio, pasó
de todo. "Es la transición que toca vivir después de tantos años de Julio
Grondona. Uno intuía que esto podía llegar a pasar: disputas políticas,
intereses, peleas por los puestos importantes de la AFA... Una transición que
no termina más., y estamos dando una muy mala imagen al mundo. No es saludable
vender esto", dice Milito.
Fuente Cancha Llena
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