Hay que valorar el triunfo del Rojo en Córdoba: el equipo se la bancó ante un rival que apuesta al roce. A valorar el 1 a 0. Lo más positivo: la tarea de los marcadores centrales.
Por Beto Tisinovich
Otro gran triunfo. Para valorarlo. Si bien Belgrano está a
años luz de jugar como Lanús, es un conjunto al que para ganarle tenés que
dejar casi la vida. Los cordobeses, aún con las mañas de Zielinski, juegan al
roce. Pegan, protestan, siguen protestando y te van sacando de partido. Pero
los nuestros se plantaron bien. Se brindaron por completo a pesar de haber
tenido 24 horas menos de descanso que los de celeste. Cuando tuvimos una
facturamos gracias a la picardía de Rigoni y a que Olave estaba distraído. Con
la ventaja y el nerviosismo de los locales, se pudo ver en varios pasajes la
idea esencial de Gabriel Milito con la tenencia. A veces muy exasperante con
jugar la pelota hacia atrás, pero cuando entró Barco, otro fue el cantar. El
entrenador lo metió por un inexpresivo Méndez y ahí hubo varias chances de
liquidar el pleito. Es que el 27 va al frente como loco y casi siempre lo
tienen que parar con falta. le falta todavía desprenderse más rápido de la
bocha para que la situación de juego se transforme en peligro para el arco
rival. Lástima que Loustau haya permitido el juego brusco contra el pibe, ya
que para que le cobre un foul casi que necesitó que un fiscal le lleve un
escrito. Además, no penó con la misma sanción faltas de Belgrano que fueron
idénticas a las cometidas por los futbolistas de camiseta roja. Si bien no
expulsó a Toledo por la mano, a Saravia le permitió foules (bajó al minuto a
Fernández groseramente en el medio) de corte sistemático hasta que recién lo
amonestó por agarrar a Tagliafico (rindió bien) en el ST. Ya está, y a pesar de
algunos contratiempos como la lesión de Leandro, la conmoción de Emiliano, los
tres puntos viajaron hacia casita. Entre las conclusiones positivas están la
buena tarea de los centrales, con un Figal bien plantado, un Campaña siempre
bien parado, y que el Cebolla terminó los 90’. En el debe, la falta de juego. A
mejorar eso.
Fuente Olé
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