Leo y el Flaco, los que manejan el ataque del equipo.
Por Nicolás Montalá
Pastore desplegó el talento en el que tanto confiaba el Tata
y se ganó los elogios de Messi. El socio que le faltaba al 10 apareció con todo
su esplendor contra Paraguay. Y ahora puede ser clave para doblar en fútbol a
Chile.
Sutil. Fino. Pensante. Conductor. Vertical. Decisivo.
Resolutivo. Definidor. Ese Flaco espigado, ya casi sin acento cordobés por su
estadía en Europa desde 2009 (entre el Palermo de Italia y el París Saint
Germain), ratificó que todo lo enumerado puede salir de su mazo de cartas cuando
se siente bien de la cabeza y de los pies.
Como ambos eslabones se entrelazaron de repente, contra
Paraguay entró en escena el Javier Pastore que les humedecía los ojos de
alegría a los hinchas de Huracán, pero hoy con un potencial todavía mayor por
su experiencia en el Viejo continente.
No venía bien. Discontinuo, sin el desequilibrio que se
esperaba de su juego por capacidad de pase y visión de juego, empezaban a
generarse dudas sobre si debía seguir en el equipo o ser reemplazado por
Banega. Mucho más después de que el ganador de la Europa Legue con el Sevilla,
hiciera más que Javier al ingresar en el ST ante Colombia,.
No arrancaba el cordobés. Quedaba a mitad de camino, sin
regularidad ni participaciones de peso real en el armado. Pero cuando las aguas
ya se avizoraban algo divididas en cuanto a su presencia entre los titulares,
Pastore desenfundó su jerarquía. Y no lo hizo en un partido más: lo hizo en la
semifinal de la Copa América. Incluso más adelantado que Messi en la cancha,
metió un gol, asistió a Di María en el tercero, colaboró en el segundo del
Fideo tras un remate que tocó Villar, tuvo llegadas francas a posición de gol,
expuso la aceleración que se le reclamaba y sus toques fueron más agresivos.
“Juego para que me amen o me maten. Prefiero meter tres pelotas bien de 20,
pero que sean pases hacia adelante, arriesgando, no lateralizando. El Tata me
dijo que me apoya en ese riesgo”, contó el Flaco hace unas semanas.
Definitivamente, en este capítulo enamoró.
Como a Messi: “El Flaco es un jugador espectacular. Por
suerte nos pudimos encontrar un poco más y generamos los espacios que nos
venían faltando. Puede adaptarse a jugar con cualquiera”, lo elogió Leo. En una
sintonía similar se lo escuchó a Di María: “Lo vi muy bien, hizo un gran trabajo,
se acomodó a su posición. Hizo un lindo gol y tuvo posibilidades de meter
alguno más”. Martino también tuvo algo para decir acerca de su fetiche: “Estuvo
muy preciso. Tocó bien y encontró los espacios para poder llegar al gol”.
Pastore es el pollo del Tata, el emblema del estilo que pretende: posesión,
paciencia, circulación segura. No pudo darle esto a la Selección contra
Colombia, por ejemplo, aunque lo logró despegar el martes. Con libertad para
soltarse en ataque, se juntó con La Pulga, hizo lo propio con Di María,
clarificó el juego y se convirtió en figura.
Un Pastore auténtico afloró en Concepción. El que
deslumbraba en el Globo, el que sigue emocionando a Angel Cappa, su ex DT de
Huracán.
El que empezó a respaldar la banca del Tata.
Santiago (enviado).
Fuente Olé
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