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lunes, 3 de septiembre de 2012

Editorial - ¿Dónde está el mango que falta?



Ilustró rrrojo

Son momentos en que debemos mantener por encima de todo la calma.

De nada sirve, hoy por hoy, hacer revisionismo histórico, Ni intentar según está de moda construir un relato a partir de lo que nunca fuimos para atrapar ideológicamente a unos cuantos mocosos imberbes que quieren salir a cortar cabezas y ante la más livianita de las “tres tiros” se esconden detrás de la vieja.

Vivimos una realidad. Originada en un pasado teñido por la acción de  delincuentes e incapaces.

Pero que algunos, conocedores de la situación, nos prometieron solucionar.

Y el Pueblo Rojo les dio su apoyo. Los votó.

Y les exige cumplimiento.

Asumieron en condiciones deplorables, con un plantel súper numerario de jugadores de medio pelo para abajo, que inexplicablemente cobraban a veces hasta sin jugar, y llenos de deudas y embargos.

Aún hoy, me admira que hayan traído al Club a jugadores de refuerzo cuando no había dinero ni para reparar la cortadora de césped de la cancha.

Pero consecuente con lo expresado hacer hoy revisionismo no ayuda a resolver la apremiante situación. Ni vale decir entonces que los problemas de nuestro promedio devienen de una época en que Javier Cantero ni soñaba con ser Presidente.

Y tal vez debido a esos promedios le tocó bailar con la más fea.

Por lo tanto trataré de mantenerme dentro de la actualidad, de nuestra realidad.

Sin echar culpas o buscar culpables en el pasado.

Ramón Díaz encandilo y prometió soluciones. Fracasó o lo fracasaron.

Cristian Díaz encendió un fósforo y muchos creyeron que era la llama eterna.

Reclamamos al Tolo (No personalmente) y llegó.

Debutó y perdimos. Está dentro de la estadística de Gallego, nunca ganó en su partido inicial. Y lleva TRES DIAS.

Y ahora planteo interrogantes, que Vos querés que Yo te aclare, pero tengo tantas o más dudas que las tuyas.


Y lamento si te decepciono. Porque por haber visto mucho fútbol, debería tener más respuestas.


Pero no las tengo.


Disculpá.


Posiblemente tenga más paciencia, porque tu inquietud es una enfermedad propia de tu edad. Yo la vengo curando con los años.

Y mi paciencia dice que el Tolo (Y te repito que Yo no lo reclamaba) asumió hace tres días, y que todavía pregunta “Che, ¿Cómo se llama ese?.



Por eso te digo Amig@ del Rojo, Hoy te apareció Villalba ¿Lo tenías?
Apareció de una cantera inagotable de talento. Como de una fecha a otra conociste a Vidal, Monserrat, Benitez, Villafañez.



Te cuento un cuento muy viejo, adaptado por mí, y espero sepas interpretar.

Después de un fin de semana que solo amortiguó haber dejado a los bosteros fuera de la Copa, Cantero, el Bocha y el Tolo se fueron a tomar un café a Bloise. En Mitre y cerquita de la sede.

Allí tenía su oficina Compi.

Y Vos y Yo, socios le pagábamos sus “atenciones”.

Pidieron tres cafés (A 10 mangos cada uno) y decidieron pagar a “la romana”, dejando cada uno de Ellos, obra de la casualidad, en la mesa un billete de cinco pesos, dos de dos pesos y una moneda de un mango.
Charlaron de fútbol, de minas y otra vez de fútbol, para matizar.
Cuando vino el mozo a retirar los pocillos les dijo que por ser clientes del Rojo tenían un descuento de cinco pesos, atención de la casa.



 Total de la consumición veinticinco pesos.


Cada uno retiró una moneda de un peso de las que estaban sobre la mesa, dejando dos pesos de propina.

Salieron y la cálida noche de anticipo de Primavera no coincidía con las caras de crudo invierno de los tristes transeúntes.

El Bocha, al 700 de Avenida Mitre, y luego de meditar largo dijo:

·      -  Che Javier, todos pusimos 10 mangos y retiramos uno. Quiere decir que gastamos nueve para el feca y dejamos dos de propina.


·        - Si Bocha (respondió Javier) ¿Cuál es el problema?


Y el Bocha respondió:

·         
  1. - Que 10 mangos, menos uno que agarramos son nueve que garpamos por cabeza, y nueve por tres VEINTISIETE y dos de propina son VEINTINUEVE. En la mesa pusimos TREINTA. Alguien nos cagó.


Javier le guiñó un ojo. El Bocha la cambió de frente con ese sutil toque que extraño.



Avellaneda sufre por su Dueño herido.


Pero te juro lector de este blog, que de esta salimos.


Falta encontrar esa PUTA MONEDA DE LA SUERTE.


¿EN QUE BOLSILLO SE QUEDO?





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