Por Román Failache
No hay demasiado que rescatar de todo ese rejunte de
desatenciones y desorden tanto defensivo como ofensivo que caracterizó a la
victoria de Independiente sobre Temperley. Siempre se festeja el triunfo y
siempre es mejor obtenerlo, claro está. Pero lo único que pido es que no se nos
haga una costumbre el 'ganar como sea'; que sirva ahora como disparador de confianza
y como impulsor del cambio, y que no debamos recurrir a él muy a menudo. Hay
técnicos que se vanaglorian del amparo del 1-0 y sufriendo más de la cuenta. Lo
cierto es que eso no deja tranquilo a nadie. Es saludable que esto también esté
claro para Milito, como ya lo demostró en sus declaraciones.
La falta de efectividad y profundidad de Independiente es
realmente preocupante. Alcanzó los 235 minutos sin convertir un gol, y el que
marcó ni siquiera fue a través de un jugador propio. Insisto en que este es el
punto más flojo: tan solo tiene siete tantos en la misma cantidad de partidos
jugados, números que hablan por sí solos. Tampoco se pueden rescatar demasiadas
individualidades más que la de Martín Campaña, quien ya había demostrado en
Chapecó estar a la altura de un equipo grande y lo ratifica fecha a fecha. No
hacer uso de su opción de compra sería algo fatal.
El esquema con tres defensores fue algo seductor en el
primer tiempo, donde se vio la mejor - o la menos peor - versión de este
equipo, aunque peligroso de usar recurrentemente. Hay rivales que no perdonan
si se le regalan las chances que les ofrecimos a Temperley en bandeja. Además,
un mal día del Torito, como el de ayer, te puede traer muchos problemas.
El tiempo pasa y los jugadores que Milito tiene para
potenciar no muestran sus mejores versiones, lo cual es uno de los principales
problemas del plantel. Creo que dentro del equipo hay bastante materia prima
que podría ser bien usada, aunque el técnico todavía no le puede encontrar la
vuelta. El trabajo para hacer es bastante. A recuperar la confianza y seguir
laburando.
Fuente T&C Sport
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