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viernes, 30 de septiembre de 2016

Para qué sirve el resultado




Por Jorge Mario Trasmonte


Cómicos de balneario, graciosos de café, abstenerse de obviedades: el resultado sirve para saber quién gana. Quién es, en los números fríos, el mejor (hasta que gane otro). El que conserva el laburo, yendo a la medida de estabilidad de los entrenadores. Los resultados, ya sabemos, hacen que el feo parezca un galán y el que tuvo malos imponderables parezca un inútil.

Para algunos los resultados son lo único que importa, para otros importan muchísimo pero también importa por qué camino lo buscamos.

Se dice que nadie apuesta a proyectos, que sólo se defienden resultados. Los defensores de proyectos necesitan resultados rápido para que prensa, hinchas y dirigentes den tiempo para trabajar. Tantas son las cosas que dependen de los resultados.

Pero hay más. Nadie es buen entrenador si no logra convencer de su idea a sus jugadores. Y, sobre todo cuando las ideas varían mucho lo que se venía haciendo, o son audaces, con toma de riesgos, remueven alguna comodidad en el jugador, ningún futbolista se convence del nuevo credo que le proponen si después, en la cancha, a la hora de ponerle la chapa al partido son todas pálidas. El jugador se convence y se convierte en un soldado del DT si en el juego ocurre lo que le predijeron, si lo ensayado se aplica a las situaciones del partido, y si gana. El jugador mira con desconfianza, luego escepticismo y franca rebeldía al final, al técnico con el que no gana.

Gaby Milito, que parece dispuesto a arriesgar por sus ideas, también debe anotar esto: ya fuera de las copas Argentina y Sudamericana, va a estar difícil que su plantel le responda convencido si los famosos resultados siguen dando la espalda.


Fuente Olé

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