El tano de Gerli con musculosa negra ya era primera línea.
Bebote está de rayado.
Por Gustavo Grabia
Estalló la barra Roja y perdió Bebote: Zombie Cano, su
secuaz, lo apretó con armas con un grupo de la villa 21 y lo obligó a bajarse.
Ahora manda el Tano de Gerli .
Parecía el dueño eterno del Libertadores de América. Armaba
asados en la cancha, partidos entre barras, velorios en la tribuna y hasta
conseguía que lo felicitaran desde el cartel electrónico del estadio por su
cumpleaños. Todo eso es pasado: Pablo Alvarez, personaje omnipresente en la
vida violenta de Independiente, perdió el manejo de la barra. Sucedió dos
semanas atrás, en la construcción abandonada que está frente a la cancha, que
fue comprada por el mismísimo Bebote hace tres meses con la supuesta idea de
vender allí merchandising del Rojo. Y otra vez, como le sucedió con César
Rodríguez, alias Loquillo, quien provocó su salida fue su secuaz más fiel:
Marcelo Cano, alias Zombie, que juntó un grupo de la villa 21 y otro del barrio
Villegas que le responde a Walter Coco Linardi, mítico barra de Independiente preso
en Campana, y con armas de todo color y modelo le hicieron entender que su
tiempo había terminado.
Bebote chequeó la fidelidad de Adrián García, alias Tortuga,
tres de Los Diablos Rojos y de Cristian Chichón Ojeda, otro capo, y como no
encontró eco, supo que debía dar un paso al costado. Pero como aún le responden
varios barrios (Gerli, la Pepsi, Berazategui, Solano entre otros) para entregar
el cetro impuso condiciones: él se bajaba, pero también lo debía hacer el
Zombie. Caso contrario, habría guerra. Y en una reunión entre todos los grupos
de la barra, se aceptó el trato y se ungió al Tano de Gerli, que también pisa
fuerte en la brava de El Porvenir, como nuevo líder. Igual, la situación de
cara al partido de mañana contra Olimpo es de tensa calma. Sí, de la calma que
precede a las tormentas.
¿Por qué se llegó a esta situación? La gente del Zombie
acusó a Bebote de comprar el predio frente a la cancha con plata de la barra y
de no socializar los ingresos de la tribuna. Alvarez se defendió diciendo que
no se llevó ni un peso y que si la barra volvió a pisar fuerte en el mundo
Rojo, se recuperaron todas las banderas más los carnets para ingresar a la
cancha y se terminó con el derecho de admisión en el Libertadores, se debió a
su trabajo fino con la policía, la política y la dirigencia. Sectores que ahora
parecen haberlo dejado huérfano: por el incidente en el edificio en
construcción sólo quedó escrachado Bebote en las cámaras de seguridad del
municipio, único imputado por portación de armas en la causa que ya tramita en
la UFI 3 de Avellaneda. Es que la política también juega su partido. Hay
elecciones en agosto y mientras Bebote está hoy muy cerca del moyanismo que
apuesta por los candidatos del Frente Renovador, José Alessi y Armando
Bertolotto, el Zombie y el Tortuga trabajan para el kirchnerismo, que tiene
como cabeza de playa al actual intendente Jorge Ferraresi, que va por la
reelección, y a Hugo Barrueco, ex vice de Comparada y actual titular del
Concejo Deliberante de Avellaneda. Como siempre, una gran ensalada que se
condimenta con violencia y que indigesta a los verdaderos hinchas de
Independiente.
Fuente Olé
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.