Gallego en su nuevo hogar, el Libertadores de América.
Por Débora D'Amato
Un Tolo auténtico como siempre habla de todo: el cariño
de la gente del Rojo, sus ganas de volver a ser campeón, su fe para salvar al
equipo del descenso... También del Gallego fuera de las canchas: su familia,
cómo cambió su trato... Imperdible.
-Tras la renuncia de Mohamed, el año pasado, trascendió
que ya te habían ido a buscar y no aceptaste. ¿Fue así?
-Es cierto. La verdad, no me gustó mi última salida. La
gente me pedía y Comparada y Menotti me habían prometido que iba a seguir. A
los tres días me avisaron que el Flaco había elegido a Garnero. Cuando me
volvieron a buscar, les dije que no porque no soy una cosa que se usa y se
tira. Además sabía que volvería algún día. Era cuestión de saber esperar.
-¿Por qué no aceptaste la primera vez que te fue a
buscar Cantero?
-Pensé que no era el momento, ja. Y algunos se enojaban
conmigo cuando otros destacaban los 68 puntos que habíamos hecho. ¡Ojalá los
tuviera hoy! Gracias a eso la estamos peleando.
-¿Qué fue lo que cambió que aceptaste ahora?
-Que me equivoqué cuando pensé que no era el momento,
ja. Pero lo hablé con mi familia y le dimos para adelante. Sin mi familia no
soy nada.
-¿Te ha pasado tener que decidir dejando a un lado la
familia?
-Sí y no lo repetiría. En México estuve tres años. Por
la tarde, estaba solo y lloraba como loco. Hoy tengo 57 años, no quiero padecer
algo así nunca más. Independiente me dio mucho, me hizo salir campeón. Siempre
voy a estar agradecido a este club. Hoy me toca bailar con la más renga, je, y
sé que lo voy a sacar adelante.
-¿Con qué equipo te encontraste esta vez?
-Sabía que Leguizamón venía de un mes de no hacer nada.
Que Zapata estaba lesionado. Que Santana siempre tiene algo en lo físico porque
no hizo la pretemporada. Pero también confié en el juego que me podían dar estos
muchachos pese a los contratiempos, algunos increíbles.
-¿Cómo cuáles?
-Lo que me pasó con Vargas. ¡Que se desgarre el glúteo
a mí sólo me pasa! ¿Y lo de Santana en Santa Fe? Tengo una mala leche... Que
venga de una lesión, vuelva y a los 15 minutos pise mal y se esguince es una
cosa de locos.
-¿Te molestó tener que cambiar más de cuatro jugadores
por partido?
-Sí, mucho. Por suerte, ahora cambio uno o dos y se
nota en el rendimiento. Ellos están felices. Nadie le daba importancia a la
Copa. Yo se la di y ese fue nuestro despegue. En mi mente tengo el torneo pero
la Copa me permitió hacer fútbol con muchachos que no venían jugando, recuperar
lesionados... Además al club le entra plata. Hay que pensar en todo. Yo no
puedo jugar con los destinos del club. Estoy para armar un equipo y que sea
rentable.
-¿Cuál fue la bisagra?
-En Santa Fe. Y se los dije a los muchachos. Después,
contra Rafaela, salvando las distancias, me hicieron acordar al 2002. Por cómo
presionaron al rival en los primeros 15 minutos, fue una cosa de locos. Hacía
mucho tiempo que la gente no aplaudía, ¿eh? –
¿Buscás que Farías cumpla el rol de Silvera?
-Sí. Le dije que se tirara atrás porque no tenemos un
jugador que la lleve. Le pedí sacrificio y miralo.
-¿Ves muchas diferencias a tus ciclos anteriores?
-A este club siempre vine para salvar las papas. A un
técnico siempre lo contratan en las difíciles. Lo más jodido que viví fue en el
5 a 1 contra Estudiantes, en el Ducó. La gente se enojó y tiraban jeringas con
sangre. No me gustó una mierda. Fue duro pero yo venía de una gran
equivocación.
-¿En cancha de Lanús, cuando dijiste que no tenías
jugadores de jerarquía?
-Tal cual y me equivoqué. Pero ahora empiezo de cero.
Aprendí.
-¿Qué cambió? ¿O vos cambiaste?
-Cambié yo, estoy más maduro y más tranquilo. Ahora soy
de aconsejar y antes no lo hacía. Cuando debo hablar con seriedad y ser duro lo
soy, pero cambié las formas.
-En una época hacías terapia. ¿Seguís con eso?
-Ya no, pero cuando lo hice aprendí a escuchar al otro.
Se puede decir sin la necesidad de herir. Estoy mucho más accesible que antes.
Sin duda.
-¿Por qué?
-(Piensa unos segundos) No sé si tenía bronca con la
vida, conmigo mismo o con qué. Hoy mi terapia es dirigir Independiente. Cambié
el diván por la pelota.
-¿Por qué cambiaste tantos cuerpos técnicos?
-Es que me peleé con todos, ja. Pero fijate cómo viven
ahora: con pileta de natación y todos los chiches, ja, ja. Es un chiste
igual...
-¿Y con los jugadores?
-Sí, me peleaba pero ya no. Lo decía Menotti: los
jugadores son lo más bueno que hay y siempre dependés de ellos. Pelearte es
perjudicar tu trabajo.
-La mayoría de los equipos que dirigiste salieron
campeones...
-Sí, gracias a Dios me fue bien. Ahora hace como cuatro
años que no salgo campeón y ya me está picando el bichito, ja. Dirigí equipos
que me fueron dando prestigio. Un ida y vuelta espectacular.
-¿Sos tímido?
-El otro día, contra Rafaela, me moría de vergüenza
cuando todos empezaron a corear mi nombre. Casi me muero. Los jugadores me
hacen famoso a mí, que los aplaudan a ellos. Yo dependo de ellos.
-¿El hincha del Rojo es muy fiel a vos?
-Sí. Y eso es un compromiso enorme para mí. Me
emocionan. A algunos los viven insultando y acá sólo recibo apoyo y gratitud.
En River fui el único entrenador campeón invicto. Fui el primer capitán que
ganó la Libertadores y en Tokio. Y recién ahora me pusieron un cuadrito en el
museo. En Independiente me dan más bola que en River. Igual sé que en algún
momento lo volveré a dirigir.
-Igual sos bravo. ¿Es verdad que contra Rafaela te
peleaste con un policía?
-(Risas) ¿Y cómo no? El está para la seguridad, no para
devolverle rápido la pelota al rival. Nos estamos jugando la vida y este
devuelve rápido la pelota. ¡Una cosa de locos! Como los alcanzapelotas:
parecían un rayo los pendejos devolviendo la pelota... Parááá... Devolvela pero
tranquilo. Después me acuerdo que dije que no me iba a enojar y que iba a
empezar de cero y recalculo. Pero a veces me cuesta: es mi esencia ser
calentón. Si no, no soy yo.
-¿Aprendiste a pedir perdón?
-Sí. Antes no le daba bola a nadie. Si te gustaba bien
y si no, también. Yo era así. Yo adquirí una frase de Griguol: “Vas a salir
campeón de la concha de tu hermana”. Me encantó y lo uso bastante. El otro día
a un jugador mío le dije: “La concha de tu hermana”. Claro, me olvidé de la
primera parte del dicho de Don Timoteo, jajaja. Me quería morir. Después le
pedí disculpas.
-¿Cuál es tu mayor virtud?
-(Silencio) Lo que digo en el entretiempo, sin dudas.
Mi experiencia me dio una visión de juego que hoy, con la edad que tengo, es
extraordinaria. Al partido te lo analizo enseguida. Si quieren empatar es
problema de ustedes. Contra Banfield se los dije clarito: “Se van al descenso
ustedes, ¿eh? ¿Quieren ganar? Denme bola. Me puedo equivocar pero de ahora en
más se hace lo que yo digo”. Y así fue.
Fuente Olé
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.