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sábado, 28 de enero de 2017

Sin rumbo




Por Carlos Maidana

El contexto de incertidumbre deportiva de Independiente encuentra aún mayor confusión en los procesos formativos, donde en 3 años ya pasaron 4 coordinadores.

Que la actualidad deportiva del primer equipo es irritante, ya es sabido. Pero lo que preocupa aún más es saber que en las divisiones inferiores, lejos de haber un horizonte más claro, abundan de igual manera las confusiones y las fallas groseras.

En los últimos 3 años ya pasaron 4 coordinadores, lo cual evidencia que no hay un rumbo fijo trazado y mucho menos planificado. Ya estamos -mal- acostumbrados a los cambios constantes de entrenadores en la primera división, pero uno imagina y espera que en las inferiores sea todo lo contrario. Sin embargo, Independiente no ha sabido construir un proyecto sólido y concreto en una de sus áreas neurálgicas.

Cuando llegó esta comisión directiva, el que estaba en el cargo era Miguel Gomis. Recomendado por Gabriel Milito, llegó al Club junto con él y también se marchó cuando éste renunció a la reserva. Los dirigentes buscaron un nombre de peso para reemplazarlo y así llegó Jorge Griffa.


Si bien algunos cuestionaron su arribo al cargo – principalmente basados en prejuicios referidos a la edad – lo cierto es que la nominación seducía. Griffa, de larga trayectoria en la formación de juveniles, despertaba ilusión en un proceso que se pensaba a largo plazo. Y la comisión, claro, lo anunció con bombos y platillos. Descansaba en su persona la aparente esperanza de un reordenamiento a largo plazo en el área.

Sin embargo, apenas 1 año y medio después y con críticas referidas al trabajo diario y al equipo de captación, Griffa fue separado del cargo. Dejó, a pesar de esos cuestionamientos, un capital, a priori, ineludiblemente interesante: la aparición de Ezequiel Barco en la primera y la reciente promoción de Gastón Togni.


Los dirigentes pensaron en las alternativas de Fernando Berón y de Fernando Batista, aunque finalmente se decidieron por el DT de la Reserva. Sin embargo, y cuando sólo faltaba cristalizar la nominación, apareció Pablo Moyano – en su cargo de presidente del fútbol amateur, nada menos – con la decisión tomada de manera unilateral de contratar a Claudio Vivas. Con aparente buen paso por Estudiantes y Banfield, el exayudante de Marcelo Bielsa se hizo cargo del puesto.


Pero así como llegó de manera intempestiva, Vivas se fue abruptamente y envuelto en un escándalo que sólo le trajo mayor desprestigio al Club. Con la confirmación de Ariel Holan como entrenador, Vivas destiló su rechazo por cuanto micrófono encontrara a su disposición. Y vaya si los tuvo. Se explayó en sus diferencias y sus nulas ganas de compartir un espacio de trabajo con Holan y puso el tema en todas las portadas. Con un ofrecimiento latente de Boca, forzó su salida y terminó dejando el cargo de común acuerdo ¿Quién salió herido en la disputa? El Club y su imágen.

Más tarde que temprano, le terminó llegando la confirmación a Berón que, además, ahora deberá compartir la tarea con su estadía al frente de la reserva. Hombre capacitado y altamente referenciado, con un paso similar en San Lorenzo, Berón vuelve a despertar las expectativas de seriedad sobre su persona. Algo que el proyecto, hasta ahora, no lo tuvo en absoluto.


Fuente Infierno Rojo

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