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lunes, 4 de mayo de 2015

¿Y si probamos con el Papi Fútbol? Independiente, fútbol intrascendente que cuesta cada vez más caro





Por Rodrigo Tamagni

Llegan hasta la puerta del área y empiezan a jugar un fútbol exasperante, como si no tuviesen ganas de meterla adentro del arco. ¿Hay una tabla de goles hechos errados en este campeonato? Seguro que ahí vamos punteros. Igual, no toda la culpa es de los jugadores: el técnico sigue haciendo cambios que no entiende ni siquiera mi abuela

"Yo no entiendo por qué siempre lo saca al petiso ése que juega bien". "Sigue poniendo al morocho grandote que le rebotan todas las pelotas". "¿Por qué sacó un delantero y puso un defensor cuando íbamos empatando?". Mi abuela roza los 90 años, pero sigue a Independiente con pasión. Fecha a fecha, cumple el ritual de llamar a mi viejo después del partido y darle sus opiniones (en los últimos años sumidas en lamentos). Su fuerte no son los nombres y tampoco es una experta tacticista, pero con algunas miradas sabe pintar el panorama que vemos todos: Almirón erra fulero con los cambios y sus decisiones de armado.

Está claro que el empate contra Banfield no es pura y exclusivamente responsabilidad suya, pero siempre le faltan cinco para el peso. O, para ser más futboleros, un gol para cerrar los partidos. "Increíble no ir ganando 3-0 este partido", es una frase que se repite en la mayoría de los duelos desde que llegó Almirón al club.

Ante eso, el DT tiene dos herramientas a mano para darle su impronta a la formación en medio de los 90 minutos. La arenga emocional o los cambios posicionales. El equipo no le responde desde los sentidos y él erra a la hora de mandar mensajes con modificaciones de nombres. ¿Papa por Pizzini en medio del empate de Banfield? No lo entendió ni mi abuela.

Hoy pecamos del llamado 'fulbito'. Ese toqueteo intrascendente, lento y socarrón, como si estuviésemos ganando 5-0. O, peor aún, como si el partido fuese un casados contra solteros con gordos panzones después de un asado. No tenemos demasiado material y encima queda la sensación de que los jugadores sobran los partidos. Tal vez les pesan demasiado las piernas por ponerse la camiseta de Independiente.

El vuelo futbolístico apareció, aunque también parece una ilusión óptica. Banfield era el equipo ideal para que el esquema del Comandante saque a relucir todos sus puntos altos. Una defensa perezosa y desconcentrada, huecos enormes entre las líneas, posibilidad de atacar por las bandas. Independiente aprovechó buena parte de ese regalo, pero jugó un Papi Fútbol exasperante en la puerta del área rival.

¡Hagan los goles, muchachos! Está claro que no buscan errarlos, pero lo de hoy fue demasiado. Vienen Boca y Racing, ¿hace falta decir que están obligados a ganarlos?


Fuente Olé

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