Por Gustavo Grabia
Loquillo, jefe de la facción oficial, dice que su gente es
inocente y que la Bonaerense arregló con Bebote. Y desafía: "Yo no me voy
a bajar".
Habla, grita, frena para tomar aire y vuelve a gritar. César
Rodríguez, Loquillo, jefe de la facción oficial de la barra del Rojo, dice que
todo está armado. Los revólveres, las facas, todo. Y lo dice como si él no
fuera protagonista en esta guerra de delincuentes que pone al fútbol y a los
hinchas de rehenes. Y fuera de sí, grita: “Esto lo armó Bebote con la Policía.
Todos los partidos se llevan presos pibes de la Norte mientras a él le abren la
puerta para volver”.
-¡Pero si los tuyos tenían un arsenal!
-Mentira: las armas las plantó la Policía.
-Es lo primero que cualquiera diría para zafar.
-Si no lo querés ver no lo veas. A mí los de la Comisaría
Primera me dijeron que si no me bajaba, iba a terminar preso. Me tiraron un
pedido de captura trucho y ahora la Justicia los investiga a ellos. Todo esto
es una mierda.
-Bueno, vos contribuís bastante para eso.
-¿En qué? Yo al club no le pido nada. Preguntale a Cantero.
-¿De dónde salen las entradas de tu grupo?
-Las compramos.
-¡Sí tenés una foto mostrando 200 tickets!
-Eran las de los pibes y me la saqué para joder. ¿Qué, no
puedo?
-¿Por qué la Policía jugaría para Bebote?
-Porque hay un interés político y económico detrás. Esto no
es para mí, es para Cantero. Se armó un equipo para derrotarlo de gente muy
pesada y para eso utilizan a Bebote.
-¿Y quiénes son?
-El trabaja para Moyano, Comparada, Nakis, el papá del Kun,
los dueños de la pizzería Pertutti. ¿Sabés por qué muchos se fueron con él?
Porque les da plata, camisetas y les garantiza que no van a terminar presos o
peor. Porque a mí me balearon en el acceso Sudeste y no me mataron de casualidad.
-Entonces esto termina con muertos.
-No sé cómo va a terminar. Si la solución fuera que yo me
baje, lo hago y listo. Pero esto no es así. Somos un grupo de 180 y porque el
otro tiene más, ¿me tengo que bajar? No, acá tienen que venir y hablar con nosotros.
-Ah, pueden arreglarlo hablando...
-Ojalá, pero somos distintos. Yo no les pegué a los socios
porque me dijo Comparada ni tengo una quinta de 500 lucas. Ni amenazo por
Facebook.
-Estuviste al lado de él mucho tiempo, algún beneficio
habrás tenido.
-Mentira. Yo no soy mercenario, somos diferentes.
-Mirá vos, a mí me parecen todos iguales: delincuentes. Y si
le preguntás a la gente, lo único que quiere es que vayan todos presos. La
Norte, la Sur, todos.
-Mentira. El hincha de Independiente a mí me quiere.
Preguntá en la cancha. Nunca le hice mal al club.
-¿Y la bomba de estruendo a Olave? Vos ya eras el jefe y
Bebote estaba en Ibiza.
-¿De qué me querés culpar? Estaba tirado en un hospital, en
terapia intensiva.
-Por un balazo por la plata de los trapitos, sí.
-Nada que ver, no me peleé con nadie, me comí un tiro de 40
metros, fue una desgracia, nada más.
-A la Sur y a la Norte la lideran ex convictos.
-Me mandé una cagada cuando era pibe, pero el que esté libre
de pecado que tire la primera piedra.
-Bueno, la mayoría no va presa por secuestro.
-Yo no secuestré a nadie, estuve preso año y medio por
error. Mirá, si hubiese ido a un colegio cinco estrellas o me hubiese criado en
un barrio cerrado, hoy quizá sería jugador de polo. Pero a mí a los cinco años
me llevaron detrás del arco en un clásico, y me volví loco. Independiente es
todo para mí. Por eso no me pienso bajar.
-Entonces esto termina mal, muy mal.
-No sé. Si la Policía y la política quieren a Bebote en la
tribuna, veremos. Estamos en 2013, la esclavitud terminó: mi grupo no se va a
someter a él.
Fuente Olé
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