Los dos llegaban en una cierta igualdad de condiciones. Ni
el "Rojo" de Avellaneda ni Independiente Rivadavia de Mendoza habían
conseguido un triunfo en los cuatro partidos que habían disputado.
Pero los de Avellaneda, llegaban con una obligación mayor
por la presión de su gente y por el debut como entrenador de Omar De Felippe reemplazando
a Miguel Brindisi, cesado de su cargo.
El visitante no quiso y el local no
pudo, y, por eso, el aburrido encuentro terminó en un 0-0 que afecta más al
dueño de casa que no encuentra una brújula que lo guíe en la búsqueda del
regreso a Primera.
En el comienzo del primer tiempo, Independiente mostró
indicios de recuperación. De un equipo que comenzaba a levantar cabeza después
de los golpes que venía padeciendo. Parecía que el nuevo aire en el banco de
suplentes les había dado una inyección de actitud, pero esa 'vitamina' duró 15
minutos.
A partir de ese instante, el local volvió a ser el de siempre: sin
ideas, sin juego y demostrando que el descenso sigue lastimando el rendimiento
de los futbolistas.
Un remate de Adrián Fernández desde afuera del área que
pasó cerca del palo izquierdo de Josué Ayala, fue la única de riesgo que tuvo
el dueño de casa.
Por su lado, la "Lepra" mendocina jugó con la
presión del local e intentó arrimarse al arco de Diego Rodríguez, aunque no
pudo lastimar.
El segundo tiempo, en sintonía con la primera etapa, fue una
lágrima. Un bostezo. El "Rojo" no supo como lastimar a un equipo que
se paró bien atrás en el campo de juego y se dedicó a intentar capitalizar una
contra que jamás llegó.
Así, los minutos se fueron consumiendo sin llegadas de
riesgo para ninguno de los dos. Ni De Felippe, ni el cambio de aire, ni la
obligación real por empezar a ganar lograron generar en los futbolistas una
reacción.
Por este camino, los de Avellaneda siguen estirando una agonía que,
jugando así, parece difícil que tenga un punto final.
Seguramente el dolor de los simpatizantes de Independiente
se hace más grande cuando, al mirar la tabla, ven a un equipo que tiene una de
las historias más ricas del país, en los puestos de descenso.
Así lo expresaron
con silbidos e insultos cuando finalizó el compromiso.
Es cierto, falta mucho y
la esperanza es lo último que se pierde, pero, por estas horas, la paciencia de
los hinchas parece haberse llegado a un límite.
Fuente Play Fútbol
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