Los Rojos buscan cómo solucionar sus problemas para
quedarse en Primera, sin zambullirse en alocadas comparaciones con sus rivales;
justo viene Quilmes.
Por Francisco Schiavo
Gallego quiere soluciones inmediatas ante Quilmes,
un rival del que mucho habló Independiente | Emiliano Lasalvia - LA NACION
De tanto compararse con los demás, Independiente parece
no haberse dado cuenta de su aspecto. Se concentra en los males ajenos, pero
está demacrado y el contexto lo obliga a examinarse. La eterna búsqueda de
adversarios directos en la lucha por la permanencia será una especie de
consuelo mientras las cosas no le salen, pero no le alcanza; lo deja
insatisfecho. Lo principal estará en aceptar que el gran adversario habita en
su piel y viste su ropa.
No queda otra: Independiente tendrá que ganarle a
Independiente para quedarse en primera.
Los Rojos no les sacan la vista a Quilmes, con el que
se medirán mañana, en el estadio Centenario.
Tampoco a Atlético de Rafaela,
Argentinos y San Lorenzo.
Giran la cabeza sobre el hombro y, por si acaso, se
fijan en San Martín, de San Juan, y en Unión, cuyas debacles les dieron aliento
extra. Las cálculos los desesperan hasta que caen en la cuenta de que se acorta
el tiempo.
Otro detalle: aún les falta jugar con todos los mencionados. Encuentra
una señal de aliento en el fixture.
"Más allá de lo que suceda con Quilmes y Atlético
de Rafaela, nosotros vamos a salir sí o sí de la zona baja. Es bueno que no
compitamos con un solo equipo. Con que saquemos nuestros propios puntos vamos a
estar bien." La frase del defensor Leonel Galeano abrió otra pregunta:
¿cómo podrá Independiente superarse a sí mismo?
Aquel cuyo nombre siempre estuvo ligado a los éxitos,
ahora no los consigue. La campaña de Américo Gallego supo de pocos puntos altos
desde el regreso. No aprovechó el envión de los tres éxitos
seguidos en el torneo Inicial ni el repunte en el Final, con dos triunfos en
fila, incluido el clásico con Racing (2-0). Tampoco se valió de la
pretemporada, etapa en la que el Tolo supo afinar los equipos como violines.
Fueron otros tiempos.
Las versiones menos contribuyen. Fue el mismo Tolo el
que tuvo que aclarar que no pensaba en irse por los flojos resultados. Es más,
el entrenador reconoció que ya le ofrecieron la extensión del contrato hasta el
final del mandato de Javier Cantero (diciembre de 2014) y que, si quería, lo
firmaba en estos días.
No lo hizo porque Independiente está en una completa
espera.
Ninguno quiere decirlo, pero los temores aparecen
dentro de los partidos. Cualquier situación desfavorable desequilibra las filas
y la mente se pierde como un barrilete sin hilo. La defensa no se cierra y los
goles no llegan, pese a la refrescante aparición del colombiano Juan Caicedo,
que relegó a Ernesto Farías al banco de los suplentes.
Se piensa, se charla y
se grita en el Libertadores de América, en Villa Dominico o en el predio de la
AFA, en Ezeiza, un especie de refugio.
Las explicaciones ya no alcanzan.
"Nos hacen un gol y nos caemos. No podemos
levantarnos por más que creamos muchísimas situaciones. La suerte tampoco nos
acompaña", reconoció uno de los futbolistas. La fortuna que Independiente
perdió en el terreno propio la recuperó en el ajeno. Por tal o cual
circunstancia cayeron otros equipos comprometidos y los Rojos, si bien siguen
en la zona del descenso, fecha tras fecha quedan más o menos acomodados para la
siguiente.
La ansiedad tensa los músculos y las lesiones lo siguen
teniendo a maltraer. Tanto que esperará hasta último momento a Daniel
Montenegro, infaltable para el Tolo, y a Cristian Tula , que con dos goles de
cabeza es el artillero. Y todo dicho. La sucesión de lastimados fue grande en
el campeonato pasado y se repite en el actual.
Independiente precisa tranquilidad.
Fue un intento
pacificador -si vale el término en medio del contexto- la decisión de Javier
Cantero. El presidente dejó en stand-by la lucha contra la barra brava y no
avanzó para que el fútbol no tuviera más preocupación que las tácticas y las
estrategias.
Otra vez con los bombos y las banderas en Avellaneda, el resto del
público, por ahora, mantiene la paciencia en los partidos, pese a algunos exabruptos
puntuales. Es más, el sábado pasado aplaudió a los jugadores pese a la caída
con Godoy Cruz por 1-0, en la que Independiente pegó tres pelotas en el palo.
No todo pasa por los rivales. Gallego había dicho que
el partido contra Quilmes sería como la final de un Mundial. Pero Independiente
juega esos partidos los lunes, los martes, los miércoles.
Con Tula y Montenegro
Aunque Daniel Montenegro participó en la práctica,
todavía no está confirmada su presencia ante Quilmes por su distensión en el
isquiotibial derecho. Independiente sí tendrá a Cristian Tula, recuperado de
otra molestia muscular.
Más entradas
Tras una charla entre Javier Cantero y Aníbal
Fernández, Quilmes le dio a Independiente 1000 generales más para el partido de
mañana, que se venderán hoy, a las 9, en el estadio de Avellaneda, para
aquellos socios con la cuota al día.
Fuente Cancha Llena
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