Por Vicente Muglia
Su última experiencia en San Lorenzo, más allá de no haber sido
positiva en lo futbolístico, no fue buena a nivel interno. El affaire
“póker” fue la muestra de que a Ramón, el plantel se le fue de las
manos. Faltazos y llegadas tardes a las prácticas y trasnoches en la
concentración marcaron la falta de control del DT dentro del vestuario.
Seguramente,
pese a su alto ego, el Pelado hizo autocrítica mientras no le tocó
dirigir. De hecho, ayer dejó trascender que en Boedo cometió errores “en
el manejo con los futbolistas”.
Será por eso que con sus palabras en la
conferencia de prensa, sumadas a hechos ya concretos (como la exigente
evaluación que ya realizó sobre la parte física del plantel), anticipó
que habrá otro Ramón. Igual de suelto afuera, con la gente y los
periodistas, pero más cerrado y duro adentro, con el plantel.
Mal
considerado un motivador (no es de inflar a sus players en la
intimidad), en esta etapa tendrá un doble desafío: revalidar en la
cancha su chapa de ganador y ejercer en el vestuario el control de un
grupo acostumbrado a un DT “jugadorista” como Mohamed.
Fuente Ole
Ilustró rrrojo
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