Por Lucas Campos
¿Acaso Independiente fue la causa de la supervivencia de un
horrible jueves húmedo? Puede ser. Lo cierto es que la ilusión de jugar la Copa
Libertadores aún nos eriza la piel como el primer día. Como un primer gran
amor, que esperás, en algún momento de tu vida, volverte a cruzar.
Allí estaba Independiente. Tres pasos adelante de Tagliafico
y los brazos bien arriba para saludar al cielo santafesino. La primera parte se
debatió entre contras mal aprovechadas por el visitante y jugadas mal
terminadas por el local. Pero Rigoni siempre está. Y en el sentido de estar,
aprovechó un pase de Barco para clavarla abajo y poner al Rey arriba. Gol la
puta que los parió! Se me soltó del alma. Librando a Independiente de todos los
males que lo estaban mirando por televisión, dícese por el Cuervo, la Academia
y compañía.
En el complemento la humedad se redujo. O quizás el segundo
gol de Independiente me cambió la autoestima. Tremendo remate de Barquito al
travesaño que luego Rigoni aprovechó y la mandó a guardar. Minga que nos iban a
sacar de la pelea. ¡ Gritenlo ahora, más vivos que nunca !
La TV no paró de decir que Independiente quedaba en zona de
clasificación a la Copa Libertadores por diferencia de gol. Motivo por el cual,
me vi obligado a desmufar dicha afirmación con un gesto algo vulgar hasta que
Lucas Albertengo marcó el tercero.
Ya nadie nos podía quitar la ilusión. Ni San Lorenzo, Ni
Racing, ni el de la TV nos iba a sacar del juego. No hay nada más amado que lo
que perdimos. Quizás, el encuentro con nuestro gran amor esté a la vuelta de la
esquina. Si la piel se eriza, significa que el sentimiento sigue ahí, esperando
la octava.
Fuente De la Cuna al Infierno
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