Por Ramiro Santinelli
Buscá donde quieras, mirá la tabla de posiciones: por
primera vez en el año Independiente termina una fecha en zona de clasificación
a Copa Libertadores. Sí, justo ahora, cuando a todos los equipos les queda solo
un partido por jugar. El Rojo sacó chapa cuando más lo necesitaba, aplastó a
Unión en Santa Fe y superó a Newell’s, Racing y San Lorenzo en la lucha por
acceder a la máxima competencia continental.
Fue inteligente el planteo ante el Tatengue. Se cedió la iniciativa
al rival, como es habitual en este ciclo cuando el Rojo juega fuera de casa.
Fue Unión quien intentó cuidar la pelota y llegar a posición ofensiva
asociándose. De esa manera logró inquietar en algunas oportunidades a un
Independiente que arrancó dubitativo e impreciso en el partido. Gracias a la
garantía que es Martín Campaña bajo los tres palos, ninguno de esos ataques
terminaron en gol. Al irrumpir los avances de Unión recuperando la pelota, los
de Holan se desplegaron a máxima velocidad y lograron lastimar al local. La
efectividad de Emiliano Rigoni y el desequilibrio de Ezequiel Barco fueron las
claves del triunfo. El elenco santafesino nunca le encontró la vuelta a los
extremos rojos y desde allí llegó la contundencia del resultado. También cabe
destacar el funcionamiento del doble cinco entre Diego Rodríguez y Nery
Domínguez que -una vez más- volvieron a demostrar que son necesarios en cancha.
Tanto para la contención como para la acumulación de pases cuando el encuentro
ya estaba liquidado. Los relevos y el sacrificio del Toro y la calidad e
inteligencia de Nery encajan de manera óptima.
Algo que no debe tapar el triunfo es el hecho de que el
arbitraje volvió a perjudicar a Independiente. Si uno presta atención verá que
cada vez que Barco suelta la pelota, sus marcadores intentan derribarlo con
golpes. Esto supone una cantidad de faltas que cargaría de amarillas a
cualquier defensa rival. La cuestión es que los jueces no los ven o los ven y
deciden no cobrarlos. No se cuidan a los futbolistas desequilibrantes. Anoche
el juvenil como mínimo recibió un foul -dos, según la rigurosidad- dentro del
área. Fundamentalmente en la jugada del segundo tiempo, cuando el hábil jugador
fue claramente derribado por el arquero local y Fernando Echenique juzgó simulación
y lo amonestó por eso.
Independiente se olvidó rápido del empate ante Olimpo y
consiguió tres puntos que lo ponen en un lugar favorable para cumplir el
objetivo de cara a la última fecha. Aún así, no debe relajarse. Tiene que
ganarle a Lanús para que el Rey de Copas vuelva a su obsesión. El martes el
Libertadores de América entero esperará por un triunfo que garantice el
retorno. Una victoria que premie el buen semestre que tuvo el Rojo.
Fuente De la Cuna al Infierno
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