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martes, 20 de junio de 2017

Apuntando a Sampaoli - Por Eduardo Verona


 EU PHOTO / JAVIER GONZALEZ TOLEDO

Por Eduardo Verona

Antes y después de asumir como entrenador de Argentina, Jorge Sampaoli viene recibiendo críticas muy duras de sus colegas. Ahora fue Diego Maradona, desde Dubai, quien le dedicó algunas descalificaciones e ironías. La razón fundamental que explica este escenario adverso, es que un forastero del fútbol argentino como Sampaoli se haya quedado con la Selección. Costos y daños colaterales.

Jorge Sampaoli debe saber a sus 57 años que se metió en la boca del lobo. Y si no lo cree porque interpreta que es una exageración sin contenido, alguien tendría que hacérselo saber, considerando que vivió muchos años en el exterior, hasta su regreso a la Argentina para conducir a la Selección (en principio) en las Eliminatorias para Rusia 2018.


El ataque que Diego Maradona le dirigió desde Dubai cuando afirmó que “en lugar de reunirte con Macri reunite con Menotti”, planteando que “le tiras la pelota y te la devuelve con la mano”, soltando que a él lo “falseó” y que “el Corcho últimamente dejó al Sevilla en la puerta del cementerio”, no son circunstancias excepcionales. Forman parte del singular “comité de recepción” que Sampaoli tendrá que frecuentar, aunque él sostenga que lo que pasa afuera no le interesa ni lo afecta en absoluto. Difícil creerle.

Las frases al voleo de Maradona que apuntan a descalificarlo con el estilo bizarro que suele adoptar Diego cuando algo no lo complace, son en realidad las primeras caricias (las otras fueron de Carlos Bilardo y del inefable Caruso Lombardi) que está recibiendo el nuevo entrenador de la Selección nacional.


¿Por qué Sampaoli despierta tanto rechazo y agresividad reprimida? Porque está en el lugar que muchos protagonistas quisieran estar. Por ejemplo, Bilardo. Por ejemplo, Maradona. Y tantos otros que están convencidos que tienen mayores derechos adquiridos. Y esto no se perdona. Es el costo o el daño colateral de quedarse con la mina más linda.

¿Por qué Sampaoli despierta tanto rechazo y agresividad reprimida? Porque está en el lugar que muchos protagonistas quisieran estar.

La Selección, aún agarrada con alfileres de cara al próximo Mundial (de hecho por el momento en las Eliminatorias está en zona de repechaje a 4 partidos del cierre), es la mina más linda desde que el Flaco Menotti refundó su institucionalidad tantos años dañada, cuando asumió en octubre de 1974. A partir de allí (el 1-1 ante España en el Monumental), la Selección se convirtió en un auténtico objeto del deseo, a pesar de las viejas y nuevas ignorancias que alumbraron y alumbran los dirigentes del fútbol argentino, muchísimo más funcionales a la mediocridad que a la vanguardia.

¿Qué se le critica y se le enrostra a Sampaoli? ¿Qué casi ni jugó al fútbol? Es cierto. Igual que Marcelo Bielsa. Arrigo Sacchi, por citar otro caso, nunca jugó al fútbol y sin embargo fue el técnico que revolucionó las estructuras del fútbol italiano cuando dirigió a aquel formidable Milan de los 80, con Maldini, Baresi, Rijkaard, Van Basten y Gullit, entre otras celebridades. Tampoco Carlos Alberto Parreira jugó al fútbol y sin esa carta de presentación igual fue el entrenador de Brasil, campeón del mundo en Estados Unidos 94, con Romario como la mayor estrella del Scratch. Y también fue el entrenador de Brasil en Alemania 2006, eliminado en cuartos de final.

En realidad que Sampaoli “te devuelta la pelota con la mano”, como dijo Maradona arrojándole una piedra de algodón, no revela que tenga más o menos conocimiento como técnico. La historia del fútbol recoge que hubo grandes jugadores que como técnicos no lograron mover el amperímetro. Bochini y el Beto Alonso son dos casos testigo. Mario Kempes y Maradona también. La grandeza sin par de Diego (solo puede entrar en este registro Pelé) se enfoca, con exclusividad en su aporte extraordinario como jugador. Como técnico, en cambio, no trascendió, aunque haya conducido a la Selección en Sudáfrica 2010. Y esto Maradona no lo puede negar. Ni relativizar porque es una verdad incontrastable.
  
En realidad que Sampaoli "te devuelta la pelota con la mano", como dijo Maradona arrojándole una piedra de algodón, no revela que tenga más o menos conocimiento como técnico.

No se transfiere la sabiduría para jugar al fútbol en la especialidad de un entrenador. Salvo excepciones. La más clamorosa fue Johan Cruyff. Inmenso y colosal como jugador expresando la suma de todas las inteligencias y brillante como entrenador. Cruyff cerró casi con perfección artesanal ese círculo. Otro fue Franz Beckenbauer en los dos planos: jugador y técnico campeón del mundo, aunque no alcanzó la dimensión total de Cruyff ni su influencia como conductor.

Sampaoli, por ahora, está en el medio de las tormentas. El suele comentar que no es un consumidor del universo mediático. Que se abstrae de ese mundo que entretiene y construye subjetividades más falsas que reales. No deja de ser una manera de protegerse. De huir para adelante. Si hace bien o mal forma parte de las experiencias individuales imposibles de replicar.

De lo que no puede evadirse Sampaoli es de la representatividad del cargo que ostenta hace un par de semanas. Esa representatividad es la provocadora de los bombazos que le arrojan desde afuera. Si es débil, lo va a sentir. Si denuncia fortalezas, también. La Selección no le perdona la vida a nadie. El Flaco Menotti y Carlos Bilardo, aun consagrándose campeones del mundo, puedan dar fe.



Fuente Diario Popular

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