Gabriel García Márquez reconoció una vez que quiso que la
Selección le ganara a Colombia antes de México 86. El Nobel de literatura, sin
embargo, había aprendido a amar al fútbol en Barranquilla.
Garcia Márquez y su camiseta argentina personalizada.
(Revista Diners)
Por Federico Rozenbaum
El fútbol también tiene mucho de realismo mágico. Y sobre
todo si la pelota, si los arcos o si un rectángulo de cualquier cancha pasaron
por la imaginación de Gabriel García Márquez. Algo de eso ocurrió en un
Argentina-Colombia. Gabo se lo escribió al propio Valdano en la solapa de un
libro que le dedicó justo antes del Mundial de México 86: "Gracias por el
gol que le marcaste a Colombia en las Eliminatorias". Previo a eso, 65
años de la vuelta de la Selección a este rincón caribeño, había escrito en
Barranquilla su amor por el fútbol. Pero ésa es otra parte de la historia.
No es que Gabo adoraba a la selección de Bilardo. Nada de
eso. Por esos tiempos, había perdido todo su amor por el fútbol en general y
por el equipo colombiano en particular. "A García Márquez ya no le gustaba
el fútbol, pero si no hubiera sido por el fútbol, no lo hubiera conocido",
recordó Valdano con la misma sonrisa que mostró al marcar el 1-0 ante Colombia
el 16 de junio de 1985 en el Monumental.
García Márquez se hizo religiosamente futbolero una tarde
que vio ganar a su Junior de Barranquilla frente al Millonarios de Di Stéfano y
Pedernera y Pipo Rossi. En El Heraldo, lo retrató con su pluma. Aquí un
fragmento de la crónica.
"En primer término, me pareció que el Junior dominó a
Millonarios desde el primer momento. Si la línea blanca que divide la cancha en
dos mitades significa algo, mi afirmación anterior es cierta, puesto que muy
pocas veces pudo estar la bola, en el primer tiempo, dentro de la mitad
correspondiente a la portería del Junior. (¿Qué tal va mi debut como
comentarista de fútbol?)".
"Por otra parte, si los jugadores del Junior no
hubieran sido ciertamente jugadores sino escritores, me parece que el maestro
Heleno habría sido un extraordinario autor de novelas policíacas. Su sentido
del cálculo, sus reposados movimientos de investigador y finalmente sus
desenlaces rápidos y sorpresivos le otorgan suficientes méritos para ser el
creador de un nuevo detective para la novelística de policía".
"El primer instante de lucidez en que caí en la cuenta
de que estaba convertido en un hincha intempestivo, fue cuando advertí que
durante toda mi vida había tenido algo de que muchas veces me había ufanado y
que ayer me estorbaba de una manera inaceptable: el sentido del ridículo. Ahora
me explico por qué esos caballeros habitualmente tan almidonados, se sienten
como un calamar en su tinta cuando se colocan, con todas las de la ley, su
gorrita a varios colores".
Fuente Olé
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