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lunes, 16 de noviembre de 2015

Cuando Gabo hinchó por Argentina



Gabriel García Márquez reconoció una vez que quiso que la Selección le ganara a Colombia antes de México 86. El Nobel de literatura, sin embargo, había aprendido a amar al fútbol en Barranquilla.


Garcia Márquez y su camiseta argentina personalizada. (Revista Diners)

Por Federico Rozenbaum

El fútbol también tiene mucho de realismo mágico. Y sobre todo si la pelota, si los arcos o si un rectángulo de cualquier cancha pasaron por la imaginación de Gabriel García Márquez. Algo de eso ocurrió en un Argentina-Colombia. Gabo se lo escribió al propio Valdano en la solapa de un libro que le dedicó justo antes del Mundial de México 86: "Gracias por el gol que le marcaste a Colombia en las Eliminatorias". Previo a eso, 65 años de la vuelta de la Selección a este rincón caribeño, había escrito en Barranquilla su amor por el fútbol. Pero ésa es otra parte de la historia.

No es que Gabo adoraba a la selección de Bilardo. Nada de eso. Por esos tiempos, había perdido todo su amor por el fútbol en general y por el equipo colombiano en particular. "A García Márquez ya no le gustaba el fútbol, pero si no hubiera sido por el fútbol, no lo hubiera conocido", recordó Valdano con la misma sonrisa que mostró al marcar el 1-0 ante Colombia el 16 de junio de 1985 en el Monumental.

García Márquez se hizo religiosamente futbolero una tarde que vio ganar a su Junior de Barranquilla frente al Millonarios de Di Stéfano y Pedernera y Pipo Rossi. En El Heraldo, lo retrató con su pluma. Aquí un fragmento de la crónica.

"En primer término, me pareció que el Junior dominó a Millonarios desde el primer momento. Si la línea blanca que divide la cancha en dos mitades significa algo, mi afirmación anterior es cierta, puesto que muy pocas veces pudo estar la bola, en el primer tiempo, dentro de la mitad correspondiente a la portería del Junior. (¿Qué tal va mi debut como comentarista de fútbol?)".

"Por otra parte, si los jugadores del Junior no hubieran sido ciertamente jugadores sino escritores, me parece que el maestro Heleno habría sido un extraordinario autor de novelas policíacas. Su sentido del cálculo, sus reposados movimientos de investigador y finalmente sus desenlaces rápidos y sorpresivos le otorgan suficientes méritos para ser el creador de un nuevo detective para la novelística de policía".

"El primer instante de lucidez en que caí en la cuenta de que estaba convertido en un hincha intempestivo, fue cuando advertí que durante toda mi vida había tenido algo de que muchas veces me había ufanado y que ayer me estorbaba de una manera inaceptable: el sentido del ridículo. Ahora me explico por qué esos caballeros habitualmente tan almidonados, se sienten como un calamar en su tinta cuando se colocan, con todas las de la ley, su gorrita a varios colores".



Fuente Olé

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