Por Ignacio Meroni
Cualquier político con proyección aprende ciertas técnicas
discursivas casi desde su primer día en el rubro. Una de ellas, tal vez a la
que recurren con mayor frecuencia muchas caras conocidas de la Argentina, es
correr el eje de una discusión. Se trata ni más ni menos que de profundizar un
tema determinado para evitar deliberadamente referirse a una cuestión que, en
general, suele ser una verdad incómoda. Pero una verdad, al fin de cuentas, que
explica muchas cosas y expone responsabilidades.
El fútbol, desde hace ya mucho tiempo, no es ajeno a estas
lógicas que tomó de otros ámbitos de la realidad. Por esa razón, por ejemplo,
vemos a directores técnicos afrontando conferencias de prensa como quien va a
la guerra; buscar un enemigo externo a quien culpar siempre ha sido más fácil
que hacer una buena autocrítica.
El proceso Almirón en Independiente es un caso de análisis
en este sentido porque ha generado una discusión que divide aguas como hace
mucho tiempo no pasaba en este club. Esa grieta (palabra tan de moda en este
país por estos días) se agranda cada vez más y las posiciones parecen
irreconciliables entre hinchas, periodistas y hasta dirigentes. Y en su afán
por defender o atacar a la idea y a su mentor, todos terminan corriendo el eje
de la verdadera discusión ¿Qué es sino lo que hacen algunos cuando resaltan que
el equipo dio 19 pases antes de hacer un gol cuando finalmente terminó
empatando un partido (uno más) que tenía controlado? ¿O aquellos que se quejan
de los árbitros y hasta amagan con denunciarlos para no reconocer que el equipo
está donde está por méritos y falencias propias? ¿O los que hace varias fechas
vienen pidiendo la cabeza del técnico como si la llegada de otro entrenador de
repente fuera a solucionar todos los problemas?
Esa verdad incómoda que a muchos hinchas y dirigentes les
duele reconocer, porque les recorta las ilusiones a unos y los enfrenta a las
críticas a otros, es que Independiente tal vez no tenga equipo para pelear este
campeonato. Ni con este ni con ningún técnico. Después de haberse caído del
mapa, seguramente necesite dos libros de pases más para armar un plantel a la
altura de la discusión en el torneo local, así como mucho tiempo de trabajo en inferiores
para sacar jugadores al nivel de esta institución. Pero hoy, pese a los 90
millones en refuerzos y a haberse quedado con algunos de los nombres de moda
del verano, el Rojo tiene menos recambio, funcionamiento y hasta capacidad de
resolución en sus jugadores que los otros 4 grandes y varios equipos más de
Primera. Por caso, hizo menos goles que
Belgrano, un conjunto al que se lo tilda de defensivo, y que San Lorenzo, que
ha jugado varios partidos con suplentes por su participación en la Copa Libertadores.
Ni hablar de Boca y River, claro, que están en otro nivel. Hace 5 fechas que no
gana y ya se descolgó de los 10 primeros puestos de la tabla. Y, en lo que
seguramente sea el rasgo más marcado respecto del torneo anterior, no puede
marcar diferencias de jerarquía con equipos, a priori, inferiores. Hágase usted
mismo una pregunta para graficar toda esta cuestión: ¿cuántos de los jugadores
que suelen ir de arranque en Independiente serían titulares en alguno de los
otros 4 grandes? Posiblemente, solo Mancuello. ¿Y en Lanús, Estudiantes,
Rosario Central o Banfield? Seguramente 3 o 4, no mucho más.
Tal vez la manera de empezar a cambiar y retomar la senda
correcta sea bajar la cabeza y hacerse cargo de la realidad. No ponerse
colorados al reconocerse menos que otros, o darse cuenta de todo lo que falta o
entender que en esto no hay recetas
mágicas, solo tiempo, talento y dedicación. Es un trabajo de hinchas, socios,
periodistas, dirigentes y hasta protagonistas. Y es lo que más duele, claro
está, porque limita la ilusión y deja a muchos sin tema del que hablar. Pero
seguramente sea la única forma de darle valor a lo que se consiguió y moldear
el futuro de manera acorde. Por otro lado, esto no deja de ser fútbol, la
materia inexacta más fabulosa del mundo, capaz de llevarse puesto cualquier
análisis con un rapto de ilusión o una racha goleadora.
Fuente Infierno Rojo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.