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domingo, 7 de julio de 2013

La B Nacional: las consignas falsas



Por Eduardo Verona

A partir del derrumbe de Independiente, se instaló desde la frivolidad que atrapa al fútbol argentino que hay que adaptarse a la categoría con técnicos y jugadores que tengan recorrido en los campeonatos de ascenso.

Los lugares comunes terminan ampliando el horizonte de la confusión.



Después del Mundial de España 82, Daniel Passarella descansaba durante unos días en Chacabuco, su ciudad natal. Estaba a punto de incorporarse a la Fiorentina , que había comprado su pase a River en 2 millones y medio de dólares. Consultado sobre el futuro que imaginaba en el equipo italiano y como se preparaba para adaptarse a otra geografía y otro fútbol, Passarella respondió: "Yo no tengo que adaptarme. Al fútbol se juega bien o mal. A mí me compraron por todo lo que jugué en River y en la Selección. No voy a cambiar. Sería un error hacerlo".

Naturalmente, ese extraordinario jugador que fue Passarella, no cambió. O no resignó nada. Ni su temperamento ni su interpretación para defender y atacar con esa determinación y jerarquía que siempre lo distinguió. Actuó durante 4 temporadas en la Fiorentina y 2 en el Inter, hasta que regresó a River y se retiró en julio de 1989.

Este recuerdo enfocado en la convicción inquebrantable del Kaiser para jugar aquí y allá sin despersonalizarse, lo traemos al presente para vincularlo a un lugar común que circula en el ambiente y que plantea que hay un fútbol de Primera División y otro fútbol de la B Nacional. Y que son muy distintos. Tan distintos, que se repite que Independiente (su cuerpo técnico y sus jugadores) debería adaptarse a la categoría, porque de lo contrario sus chances de ascender se verían muy comprometidas.

¿Qué sería adaptarse a la categoría?

¿Incorporar jugadores del ascenso?

¿Tener un técnico del ascenso?

¿Plantear los partidos de acuerdo a ciertos usos y costumbres nunca definidos que podrían existir en el ascenso, según reza el imaginario popular?

¿Mimetizarse con el resto?

¿Creer que en el ascenso hay que jugar de cierta manera particular para ampliar el horizonte de las posibilidades?

No parecen serios ni convincentes los argumentos que plantean esas dudas y esas preguntas propias del desconcierto, la inseguridad o el temor. Passarella hace 31 años lo entendió a la perfección, cuando planteó que "al fútbol se juega bien o mal". La clave en Sudamérica, Europa, Asia, Oceanía, o en primera, segunda o tercera división, es siempre la misma: tener jugadores que jueguen bien.

Y jugar bien no admite particularidades específicas. No hay jugadores de la B y jugadores de la A. Hay buenos y malos jugadores, más allá de la riqueza de los matices. No hay técnicos para la B y técnicos para la A. Hay buenos y malos técnicos, más allá de los niveles medios.

 La confusión que atrapa al fútbol argentino al momento de distinguir entre lo secundario y lo esencial, también contribuye a crear consignas falsas que los protagonistas repiten como verdades absolutas. El arribo, no deseado, de Independiente a la B Nacional forzó una de esas consignas. Y se pretende instalar que Independiente debería contratar jugadores del ascenso y hasta un técnico con experiencias en el ascenso (Caruso Lombardi, Zielinsky, por citar dos intérpretes) para asegurarse saberes y conocimientos que le allanen el regreso a la Primera división.

Lo peor, es que estas consignas y lugares comunes suelen calificarse como fuentes de sabiduría popular. Como si en el ascenso existieran códigos futbolísticos que muy pocos conocen. Y entonces se requeriría la mano de un especialista. Esta manipulación del fútbol forma parte de la subcultura del desconocimiento.

Independiente para ascender precisará buenos jugadores y un buen cuerpo técnico. Sea de la A o de la Z.

Todo lo otro, son mensajes apropiados por la mediocridad. 

Los que Passarella, en su momento de jugador, desestimó. 

Por eso fue a Italia a jugar y proponer lo mismo que hacía en la Argentina. Ni más ni menos. Y mal no le fue.



Fuente Diario Popular

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