Por Claudio Mauri
A partir de la lógica preocupación que despierta la
actualidad deportiva de Independiente, desde algunos sectores se alientan el
caos y la confusión. Independiente está herido dentro de la cancha y
sobrevuelan las aves carroñeras que le pegan dentelladas institucionales. Gente
(algunos dirigentes opositores, hinchas obnubilados, oportunistas mediáticos)
que pretende instalar falsas premisas.
El riesgo de descenso que sufre Independiente no
invalida la férrea lucha de Javier Cantero para erradicar la barra brava. Esta
batalla no debe desmerecerse ni bastardearse por la circunstancia de que el
equipo lleva varias fechas entre los últimos tres promedios. El presidente ya hace
un tiempo que admite que le tiene más miedo a un descenso que a su cruzada
contra los extorsionadores de la tribuna.
Se sugiere que la contracara de la valentía del
presidente para limpiar la mugre del club es su ingenuidad e inocencia para
ocuparse de los asuntos estrictamente futbolísticos. Se lo acusa de débil por
no saber que los partidos se empiezan a "ganar fuera de la cancha".
En la AFA, donde muchos de sus pares lo miran de reojo porque su plan
antibarras los deja expuestos en la connivencia que ellos mantienen con esos
grupos enquistados. En la designación de los árbitros, supuestos responsables
de algunos malos resultados.
En síntesis, a Cantero se lo señala por no tener peso
para manejarse en la periferia mafiosa del fútbol que eventualmente decide el
destino de un club. Todo esto se proclama a poco más de un año de que River se
fuera al descenso tras transitar todos esos arrabales fangosos, que
supuestamente lo iban a librar de la B Nacional. A River no le sirvieron las
actitudes patoteras de Passarella en la AFA tras perder un superclásico ante
Boca ni tampoco dos de las amenazas más graves y escandalosas de los últimos tiempos:
la de los hinchas que entraron en Córdoba a intimidar a los jugadores en pleno
partido contra Belgrano y la coacción que Pezzotta sufrió en el entretiempo en
el Monumental.
No se trata de poner las manos en el fuego por una
estructura cristalina, pero lo estrictamente futbolístico tiene más incidencia
que las teorías conspirativas o las manías persecutorias, en las que también
cayó Gallego. Si en algo está en deuda Cantero es en acertar en un proyecto y
los hombres indicados y capaces para sacar a Independiente de esta apremiante
actualidad. El equipo no está en vías de cumplir con su pronóstico de hace dos
meses en una entrevista con LA NACION ("No veo ninguna posibilidad de
descenso"). De eso sí debe rendir cuentas.
Y para todas las otras acusaciones vale parafrasear a un ex presidente norteamericano: es el fútbol, estúpido...
Y para todas las otras acusaciones vale parafrasear a un ex presidente norteamericano: es el fútbol, estúpido...
Fuente La Nación
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