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martes, 29 de mayo de 2012

Es hora de reinventarse




Por Pedro Molina

 (COLUMNA DE OPINION) – Independiente volvió a perder. No desde el resultado, sino porque el empate con Unión fue una nueva caída. Fue confirmar el desconcierto y dejar pasar una gran oportunidad para levantar cabeza y terminar el torneo dignamente.

Increíblemente, el 0-0 fue negocio para un equipo que jamás puso en aprietos a su rival y que con los espacios que dejó atrás le permitió llegar varias veces. Lamentable. Dicho en otras palabras, Independiente estuvo más cerca de perderlo que ganarlo.

Evidentemente hay algo de la idea que caducó. El 4-3-3 que funcionaba tan bien en su momento, volvió a ser un fracaso y ya pide a gritos una modificación. No se tolera más ese mediocampo perdido para achicar para adelante o para adueñarse de la pelota, los delanteros presos de sus marcadores y una defensa dubitativa.

Unión con Rosales y Barrales como jugadores más adelantados se la hizo difícil a los defensores del Rojo. Tuzzio mostró su garra y coraje de siempre, pero ya no está para hacer la banda completa. Dejó de ser opción cuando los laterales en este esquema son importantísimos. Julián Velázquez y Galeano no sufrieron tanto como ante All Boys y tuvieron algunos quites a puro corazón pero también tuvieron sus inconvenientes mientras que el Malevo Ferreyra volvió a su nivel bajísimo sin proyección, complicándose las pocas veces que lo atacaron y mal con su pegada.

No es novedad el bajo rendimiento del mediocampo, aunque haya contado con el ingreso de Fredes. A Pellerano le queda enorme la cancha, con este esquema de un volante tapón y dos interiores, no puede jugar. Por un lado estuvo Monserrat, en uno de sus peores partidos desde que es titular y Fredes volvió en un nivel bajísimo. Monserrat se pegó a la punta y nunca fue apoyo de los wines. Sus centros por largos o cortos no fueron solución.

Los delanteros fueron tan responsables como los volantes pero a diferencia de los segundos, lo sufrieron a causa de otros. Cada vez que Villafañez o Patricio Rodríguez recibían, estaban mano a mano con el lateral (Erramuspe o Maidana). No tenían pase atrás, la línea los condicionaba, el nueve no se les acercaba y se veían obligados a lo que hacen los equipos sin ideas: tirar centros. Y no pararon de tirar centros. Y así nos fue.

Nuevamente falló Christian Díaz. Si tenía que entrar un nueve primero, debía ser Parra y no Vidal. Una vez que entró el ex Chacarita, la delantera era una acumulación de tanques. Para colmo, al Pato Vidal le pidieron que se disfrazara de Pato Rodríguez e intentara tirar un buen centro. Como era imaginable, dicha improvisación no sirvió.

Los silbidos y el enojo de los hinchas son fruto de lo que se ve desde hace varias fechas: un equipo muerto, que no sabe atacar, que está siempre al límite y que sufre ante rivales donde debería ganar cómodamente. Desde el banco no hay soluciones, parecen encasillados en el sistema táctico que dio resultado en dos o tres fechas, pero que ahora pide a gritos un cambio. Nadie se adapta, nadie se muestra y nadie aporta ideas. La displicencia de algunos jugadores y la falta de ganas de otros no son dignas de vestir la camiseta de Independiente.

No sé hasta qué punto seguiremos esperando una genialidad de Rodríguez o un partido completo de Fredes, pero evidentemente de este modo, no va a ser. En el ambiente, se carga a los hinchas del Rojo por insultar a sus jugadores, pero deben ser pocos los clubes que le dan tantas oportunidades a sus futbolistas. No se trata de apoyarlos siempre porque pertenezcan al club, por creer en el potencial que tienen o por un lógico cariño que se les ha tomado. El crédito para con ellos, se agota.

Christian Díaz supo recuperar un equipo que sólo sumaba derrotas con Ramón y lo puso de pie por algunos partidos. A tres fechas del final, deberá reinventarse, volver a las fuentes y sumar para que la próxima temporada no sea un calvario.



Fuente Muy Diablo

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