Norberto Mosterin
Con una actuación de alto vuelo en el primer tiempo, el Rojo
sacó una ventaja de cuatro goles. Luego bajó la intensidad de su juego y dejó
que Iquique le metiera dos goles que dejan la llave abierta para la revancha
del 2 de agosto en Calama.
Toda la efectividad que no tuvo en muchos partidos jugados
en su estadio, apareció anoche para que Independiente le diera forma a una
goleada frente a Deportes Iquique que parecía abrir de par en par la puerta de
la clasificación a los octavos de final.
Pero en la segunda parte exageró su calma, desperdició
varios goles y le permitió al rival achicar dos veces con lo que, en la revancha
del miércoles 2 de agosto, a los chilenos les alcanzará con ganar 2 a 0 para
pasar de ronda.
La primera radiografía del partido no sirvió para hacer un
diagnóstico preciso de lo que iba a suceder a lo largo del juego. Porque el
equipo chileno salió con un planteo valiente, mucha gente en ataque y decidido
a sacarle la pelota al rival plantado en su terreno. Pero Independiente
caminaba el campo con sagacidad felina, como analizando los puntos débiles del
rival, esperando el momento exacto para acelerar y pegar el zarpazo. Y tan fino
estuvo en ese plan que se fue con una ventaja de cuatro goles al descanso, algo
que no ocurría desde el año 2000 (en el 8 a 1 ante Argentinos Juniors, con dos del
Rolfi Montenegro, uno de Milito y uno de Marioni).
Y esta referencia permite entender que nos toca hablar de
otra actuación histórica del equipo Independiente que, veintidós minutos, pasó
de primera a cuarta y decoró de goleada la primera mitad del partido.
Primero Franco, de cabeza, apareciendo libre para conectar
un corner de Rigoni desde la izquierda; un rato después, Fernández metió un
pase fantástico para la corrida de Barco quien enfrentó al arquero y definió
sobre su cuerpo. A esta altura, la defensa chilena daba muestras de enormes
dudas. Y el Rojo siguió pasando factura: esta vez apareció Leandro Fernández
para cabecear con el arco vacío en el desenlace de una gran jugada de ataque
con centro de Barco, aparición de Rigoni y toques a mucha velocidad.
Antes del descanso, Domínguez apareció por el segundo palo
para mandar al fondo otro centro de Rigoni que peinó Franco en el primer palo.
En el arranque de la segunda parte el Rojo sacó el pie del
acelerador; le quitó intensidad a la búsqueda de un nuevo gol, pese a que
Iquique marcaba en línea y no marcaba a Barco, con lo que la ampliación de la
ventaja parecía cuestión de tiempo.
Sin embargo, tanto aletargó sus energía el local que le
permitió a Iquique adelantarse y llegar al descuento, en un zonzo penal de
Tagliafico al delantero más inquieto de la visita que, el propio Bielkiewickz
transformó en el 1 a 4.
Y, en el final, Espinoza, con el pecho, volvió a aprovechar
la siesta del Rojo que puso dudas a una victoria que debió ser aplastante.
Fuente Diario Popular
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