Sampaoli hizo una exaltación del nacionalismo en su
presentación: "Estamos todos por debajo de la bandera"
Por Cristian Grosso
Escoltado por Beccacece y el preparador físico Desio,
Sampaoli vivió un momento soñado. Foto: LA NACION / Rodrigo Néspolo
Nadie lo esperaba, pero el primero que apareció en Ezeiza
fue José Larralde. Lo trajo el propio Jorge Sampaoli con su respuesta
bautismal: "Es lindo estar cerca de lo que de lejos se admira".
Eligió esa frase del cancionero del Pampa para describir su felicidad. Inmensa,
aunque la haya blindado detrás de un gesto siempre rocoso. Frente a la gran
audiencia nacional, buscó mostrarse casi como un patriota moderno. "Ante
la necesidad de mi país tengo que estar", había sostenido en la despedida
de Sevilla, y ayer subrayó ese fervor una y otra vez. No fue casual. Lo adoptó
como carta de presentación. Su regreso a la Argentina después de 15 años,
desembocó en uno de los principales desafíos que se trazó: "Al país lo
encontré como si no me hubiese ido nunca. Siempre atrapante, al mismo tiempo
con sus necesidades y pasiones. Quizá lo quiero tanto que minimizo otras
cuestiones. Nos caemos y nos levantamos todo el tiempo. Ojalá la selección
pueda darle a la gente la alegría que necesita". Vaya si escogió cargarse
de responsabilidad.
"Lo que se viene es muy importante para el país",
alertó sobre la recta final de las eliminatorias. Confió en un final feliz:
"Ojalá podamos darle al país lo que se merece". Alentó una
revolución: "Me gustaría participar de una regresión a valores como la
bandera y la selección argentina". Develó un sueño: "Queremos darle
una selección que se acerque al país". Alertó: "Nuestra obligación es
que la gente se sienta representada". Insistió tanto que fue imposible
ahuyentar un acento demagógico. Porque además, recalcó una aclaración:
"Esta selección no es la de un grupo de amigos, sino la de 40 millones de
argentinos. El escudo que tenemos nos hace responsables de cada partido".
A Alejandro Sabella lo presentó el eterno Julio Grondona. A
Gerardo Martino, el interino Luis Segura. A Edgardo Bauza, el interventor
Armando Pérez. Y al Zurdo, Claudio Tapia. Todo en menos de seis años, síntesis
de tiempos arados por la agitación y el desorden en la AFA. Quizá poco le
importe hoy a Sampaoli, que no escucha y sigue. Está en el lugar soñado, aunque
ya descubrió que la AFA está llena de desprolijidades y distorsiones. Enfundado
en la ropa de la selección, a las 18.19 apareció en una sala de conferencias
repleta como nunca. Ni con Maradona había lucido así.
Tuvo hinchada propia. También, sin precedentes. Marcelo y
Laura, sus hermanos. Coco y Sabrina, sus hijos. Y hasta el pequeño Benicio, su
nieto, que en un momento rompió en llanto. En total, en la sala había 22
personas entre afectos y familiares. Y afuera del predio -luego entraron- tres
combis con varios amigos de su Casilda, enfundados en el rojo y el blanco del
club Alumni. Frente a tanto desborde emotivo, aceptó: "Me llena de emoción
y de preocupación también porque veo que hay mucha expectativa".
Respondió 29 preguntas en 42 minutos. No bebió ni un sorbo
de agua. Mantuvo las manos hundidas debajo de la mesa. Apenas una vez se le
escapó una tibia sonrisa. Trató siempre de usted a cada periodista. Miró a los
ojos ante cada pregunta y después, casi siempre respondió con la vista hacia
abajo. Ante la misión de cómo seducir a un grupo de jugadores que en las
últimas experiencias no han llegado a identificarse con el entrenador de turno,
insistió con su plan. "Estamos todos por debajo de la bandera". Y
tocó la camiseta que estaba sobre el pupitre. "Vamos a defender algo
trascendente en la vida de todos nosotros", agregó.
El costado romántico no había sido tal a la hora de los
números. Las negociaciones de su contrato se extendieron hasta ayer por la
mañana, por eso recién alrededor de las 14 la AFA pudo confirmar la
presentación del técnico a través de su página web. Entre los ajustes de última
hora, Sampaoli logró una conquista: finalmente el contrato será hasta Qatar
2022. No hay que perder de vista que la primera propuesta de la AFA sólo
alcanzaba las cuatro fechas que restan de las eliminatorias. El contrato se
firmó después del mediodía -excede el mandato del actual comité ejecutivo, con
validez hasta 2021- y, luego, el entrenador recorrió el predio de Ezeiza. Sobre
la inusual extensión, fue precavido: "Ojalá que podamos estar. Esperemos
que el vínculo se concrete". Nunca en su historia la AFA había rubricado
con un DT un contrato que abarque dos Copas del Mundo.
Sorprendió cuando dijo "queremos que a la Argentina
venga Leo, que no venga Messi". Se refería a darle las condiciones para
que aquí se sienta feliz. "Queremos que venga la versión más genuina de
Messi. Cada futbolista que tenga la chance de ponerse la camiseta debe sentir sensación
de frescura y alegría", amplió. "Buscaremos las compatibilidades,
jugadores que jueguen muy bien cerca suyo para potenciarlo. Dybala tiene una
gran virtud en su inventiva y buscaremos que sean complementarios",
detalló. Y confió que ya conversó con el crack de Barcelona: "Hablé con él
y está muy ilusionado, y ese es un impulso, nos hace feliz".
El técnico y su grupo de trabajo viajará hoy, a las 7.50,
rumbo a Melbourne. Lo acompañarán otras seis personas: Beccacece como ayudante
de campo, Nicolás Diez y Matías Manna como auxiliares técnicos, Martín Tocalli
como entrenador de arqueros y el profesor Jorge Desio acompañado por su colega
Martín Bressán. También estará Lionel Scaloni en una figura inédita: en Europa
será el contacto directo con los jugadores. Habrá otros colaboradores, pero
ligados a Sampaoli y no como empleados de AFA.
Para Sampaoli, que aceptó que podrá haber distintos esquemas
pero siempre "un protagonismo desmedido", no habrá misterios para
lograr un equipo confiable: "Sólo se tienen que poner de acuerdo en una
cosa: jugar bien al fútbol y ellos saben hacerlo".
Sampaoli aceptó las dificultades por las que atraviesa la
Argentina en las eliminatorias, pero confió en los recursos. Adelantó que sigue
a más de 100 jugadores y que en julio jugará un amistoso con un seleccionado
local. "No hay bajas, sino altas", aclaró para desmentir desterrados.
No se detuvo en la figura de Jorge Burruchaga como manager y adelantó que Nico
Diez dirigirá el Sub 20.
"El fútbol se siente y se vive, no se estudia",
disparó. Y cuando se le preguntó por un defecto, lanzó: "Un montón..., con
el tiempo se darán cuenta. Yo no soy tan autocrítico". Desde hace semanas
les repetía a sus íntimos "no le puedo decir que no a la selección".
Y se esforzó por aclararle al mundo que éste es el amor de su vida. Pasó la
presentación, con su estilo, un hombre de acción e ideas, atento a la inmensa
audiencia que por primera vez se le abrió a los 57 años. Jorge Luis Sampaoli
llegó donde quería pertenecer. Está en el aire, sí, ahora rumbo a Melbourne.
Fuente Cancha Llena
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