Por Pablo Vignola
Lo más fresco es que, quienes hoy están al mando de la AFA
jactándose de ser un grupo de elite que desembarcó para ordenar el caos
Por suerte, los destinos del fútbol argentino están en manos
de una comisión autodenominada “Normalizadora”... ¡Cómo sería si estuviéramos
en manos de un proceso anormal!
Quedémonos con las últimas noticias (hacer un repaso del 38
a 38 a la fecha sería redundante y empalagoso). Lo más fresco es que, quienes
hoy están al mando de la AFA jactándose de ser un grupo de elite que desembarcó
para ordenar el caos, extorsiona a los futbolistas que reclaman lo que les
deben.
En lugar de investigar para qué se utilizó el dinero que se
les entregó a los clubes en los últimos años y que debía ser para pagar los
sueldos, eligieron presionar con quita de puntos, presentación de equipos
juveniles y otras sanciones.
Los huevos de oro de la generosa gallina mágica que es el
fútbol, no se repartieron como correspondía. Hay jugadores (sobre todo los del
fútbol de Ascenso) que no tienen para darle de comer a sus hijos;
contrariamente, no sólo no hay dirigentes que no tengan un mal pasar sino que
la mayoría, cuando terminan sus gestiones en los clubes, salen en mejor
posición económica que cuando entraron.
Quiere decir que el fútbol no es deficitario; los deficitarios,
para las arcas de los clubes y los haberes de los futbolistas, son los manejos
de los dirigentes que, lejos de reconocer sus errores (y mucho menos de
pagarlos), salen a amenazar a los futbolistas y a, especulando con lo que
significa el deporte desde su costado pasional para el pueblo, ubicarlos en el
pedestal de “los malos de la película”.
Hace muchos años (más de 30), el Puma Carlos Morete, por
entonces delantero de Argentinos Juniors, declaró: “el 90 por ciento de los
dirigentes son gángsters”. La autocrítica dirigencial llegó de inmediato: lo
suspendieron por cuatro meses.
Hace mucho menos, fue un dirigente, nada menos, el que dio
un diagnóstico similar: “Habría que poner una bomba en la AFA”. Y no fue un
dirigente cualquiera, fue el presidente de River Rodolfo D’Onofrio.
Si realmente hubiera gente tratando de normalizar la AFA, ya
deberían haberse sancionado a los dirigentes que no pagan. Lo “normal” es que
los trabajadores cobren por lo que hacen; lo “anormal” es apretarlos en alianza
con los que gastaron la plata y no se sabe en qué. Y no se sabe porque no
quieren averiguarlo. Esas son actitudes propias de los gángsters, pero no se
solucionan con una bomba. Se solucionan con la ley y con un poco de esa ética
que, por algo, no quieren aprobar un Tribunal que la controle.
Fuente Diario Popular
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