El Rojo lleva cinco partidos sin festejar de local y tiene
que dejar atrás la semana más difícil desde el ascenso. Milito se juega mucho.
El entrenador había renunciado en el Cilindro, pero lo
frenaron los dirigentes.
Por Favio Verona
El reloj sigue corriendo. Hace 11 días que no se escucha ni
una palabra de algún jugador de Independiente. Y tanto silencio ya se torna
estridente. Llegó la hora de que los futbolistas comiencen a dar respuestas,
aunque no necesariamente en la sala de prensa. Puede sonar trillado, pero este
es el momento de que lo hagan en la cancha. El vicepresidente, Noray Nakis, un
abonado a las declaraciones intempestivas, esta vez estuvo muy atinado: “Si
estás a muerte con el técnico lo tenés que demostrar en el campo de juego, no
adelante de los micrófonos”.
El Rojo precisa dejar atrás la semana más difícil desde que
consiguió el ascenso a Primera. Y existe una sola receta para lograrlo: ganar.
La lapidaria derrota frente a un Racing (0-3) que literalmente superó a
Independiente desde el primer minuto, fue un golpe que dejó devastado a un
plantel que ya venía siendo castigado por los silbidos de sus propios hinchas.
Por lo que se percibe en las redes sociales, las reservas de paciencia de la
gente parecen haberse agotado. Y lo más probable es que el ambiente en el
Libertadores de América sea hostil si el desarrollo del partido no es favorable
para el equipo de Milito.
Independiente no sólo está obligado por las urgencias. La
presión será aun mayor ya que Gallardo rotará jugadores, por lo que las
obligaciones recaerán sobre las heridas espaldas de los futbolistas del Rojo,
que no consiguen un triunfo de local desde hace cinco encuentros ( Ver ¿Te
acordás?), con tres empates y dos derrotas. Son además cuatro los partidos que
lleva el equipo sin ganar, con dos igualdades y dos caídas.
“La serie de clásicos nos va a demostrar para qué estamos”,
le había comentado Tagliafico a Olé antes de enfrentar a San Lorenzo (1-2).
Independiente, que no ganó ningún derby en lo que va del año (empató dos y fue
derrotado en cuatro), cayó en los dos primeros clásicos de una serie de tres
que finalizará hoy.
Milito ya no tiene inmunidad total contra los
cuestionamientos de los hinchas. Las críticas empezaron a golpearlo y es una
incógnita cuántas piedras más podrá soportar el paraguas protector de su
idolatría. El técnico, quien había presentado la renuncia tras la derrota ante
la Academia, decidió continuar en su cargo porque lo convencieron los
dirigentes. Hoy, el Mariscal se juega mucho: si Independiente no le gana a
River, nadie debería sorprenderse si a fin de año decide marcharse del club.
Fuente Olé
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.