Por Mario Sifres
Para establecer objetivamente las diferencias entre como se
jugaba al fútbol antiguamente, mas precisamente en la década del 70 y como se
desarrolla el juego hoy, es preciso tener el conocimiento necesario para no
fallar en el intento
Con tal propósito, y a efectos de llegar a una conclusión
que sea la más cercana a la realidad, traigo a mi memoria a una figura que pasó
por las filas de Independiente dejando su inocultable sello de gloria.
De este modo, recuerdo con nostalgia a un futbolista que le
sobraba inteligencia para cubrir distintas posiciones en el medio de la cancha
y elaborar un fútbol fluido. Miguel Ángel Raimondo, a el puntualmente me estoy
refiriendo, se distinguía por hacer fácil lo difícil, por elegir siempre la mejor
opción de pase para progresar en el campo o ser simplemente soporte de su gran
ladero, José Omar Pastoriza.
Raimondo aportaba equilibrio al equipo porque en esa línea
media que integraba, se convirtió en el jugador pensante por naturaleza. Así
cedía protagonismo al “Pato” para que derroche talento y dejaba el sacrificio
para correr a todos en manos de Alejandro Semenewicz que era verdaderamente
incansable.
Hoy no observo dice Raimondo, las explicación del porque
todos los volantes intentan hacen todo. Es decir, no están demarcadas
claramente las funciones específicas de uno y otro, a menos que aparezca “un
distinto” que contribuya a la creación con escasas muestras de talento.
“Perico”, tal era su apodo, sostiene que el fútbol mutó a
partir que se dejó de lado el juego más noble, para reemplazarlo con el achique
de espacios y el estudio pormenorizado de virtudes y defectos del equipo
contrario. Del mismo modo manifiesta que antes se llegaba con más claridad y se
usaba la cabeza con diferente criterio para construir fútbol en forma asociada
sin tanta urgencia.
Dice además estar convencido que antes los futbolistas eran
capaces de manejar la pelota indistintamente con las dos piernas, y
contrariamente en estos años la mayoría utiliza su pierna menos hábil solo como
apoyo. El lo atribuye a que no había tantos apuros y presiones a la hora del
aprendizaje colectivo y crecimiento individual.
Continuando con su relato, recuerda que en su momento un
volante de creación paraba la pelota, levantaba la cabeza y hacía cambios de
frente de veinte metros como moneda corriente. Pero no es necio al reconocer
que esa manera de jugar sería imposible de aplicar hoy. Básicamente los
jugadores se convirtieron en velocistas y sería imposible que cuenten con el
tiempo necesario para administrar la pelota sin ser anticipados
recurrentemente.
“Perico” concluye reconociendo que es lógico aggiornarse,
porque sino el futbolista sería víctima del pressing y no se obtendrían los
resultados que se exigen hoy en día.
En verdad, y recorriendo los años que esta figura representó
para el rojo, opto por quedarme con su bohemia y forma de jugar. Sobretodo, y
en la mayoría de las ocasiones estábamos en presencia de grandes partidos que
se definían por una genialidad de cualquiera de los muchos valores que poseían
invariablemente todos los equipos de primera división.
No le he hecho lugar para hacer conocer su trayectoria a un
negado o un personaje bizarro. No señor, se trata de un grande que en su paso
por el “rey de copas” logró dos veces el campeonato metropolitano, en tres
oportunidades la copa libertadores, dos veces la interamericana y en 1.973 la
intercontinental. Esta todo dicho me da la sensación.
Después llegó su pase a River, en el que fue parte del
plantel que obtuvo el bicampeonato de 1.975 después de 18 años de repetidos
fracasos.
Además y para coronar su carrera exitosa, se alzó con el
reconocimiento como el mejor futbolista del año en 1.974.
¿Qué mas podemos decir de el? Se me ocurre que estuve
acertado en transmitir la vida futbolística de una gran figura que delata ser
palabra más que autorizada para establecer diferencias.
Yo que tuve la fortuna de vivir la etapa en la que el lució,
no puedo más que agradecerle por su compromiso con nuestra camiseta, que
convengamos que hoy ya es mucho decir. Siempre aportó buen fútbol y obviamente
se apoderó del cariño y respeto de nuestra gente haciendo valer sus grandes
condiciones.
En el territorio plagado de maestros que transitó el rojo a
lo largo del tiempo, habrá que elevar obligatoriamente la imagen de “Perico”
como uno de nuestros abanderados.
Es que sin lugar a dudas respiraba fútbol en sus venas, el
que ofrendó a la familia roja con su estirpe y capacidad ganadora.
Salud maestro, cuanta calidad nos regalaste.
Eternamente gracias.
Fuente Para Siempre Independiente
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