Por Rodrigo Tamagni
El capitán emocionó con su entrega y nos levantó de las
butacas con sus arranques. Nos guió de vuelta a una Copa internacional, luego
de una temporada en las profundidades. La identidad de juego que tuvo el
equipo, en lo positivo; la falta de equilibrio defensivo, en el 'debe'. Hay que
tener la mente fría porque más allá del nefasto cierre de torneo, fue un
semestre auspicioso
A pesar de la mala imagen final ante Belgrano, donde el
equipo estuvo largo y apeló demasiado a los pelotazos, sin dudas que es un
semestre para destacar el que tuvo Independiente de la mano de Jorge Almirón.
El DT que más puntos hizo en la temporada (32 con Godoy Cruz y 33 con
Independiente) le devolvió al "Rojo" una alegría futbolística que
parecía extinta.
Con los errores lógicos de un técnico que llega a un lugar
en medio de un clima álgido, logró darle una identidad a su formación acorde a
nuestra filosofía y nos clasificó nuevamente a una Copa internacional.
El punto más destacable es el rendimiento de Mancuello,
líder futbolístico y espiritual. Aquel flaquito que erraba más de las que
acertaba recostado por la banda izquierda, se transformó en una especie de
mediocampista ofensivo inglés con personalidad y aprovechamiento del espacio
libre en el centro del área. El técnico lo ubicó ahí y "Mancu" no lo
defraudó: goles, capitán y figura incuestionable.
Aunque la aparición que debemos celebrar con mayor ímpetu es
la de Francisco Pizzini. Neo-wing, ideal para utilizar en este furor de los
tres mediapuntas que se da en el fútbol. Ágil, habilidoso y profundo, es
fundamental para hacer la cancha bien grande junto a Pisano. También es
saludable el nivel de Cuesta y lo acomodado que se mostró Zárate al puesto de
carrilero derecho.
El sabor agridulce queda en la situación de Daniel
Montenegro, ya que es evidente que al técnico no le gusta su estilo
futbolístico –habitual pieza de cambio-, aunque el "Rolfi" se terminó
ganando el puesto por jerarquía y buen nivel a los 35 años. Los rumores sobre
su futuro preocupan porque le da al un salto de calidad a la hora de repartir
la pelota, cosa que pocos nombres pueden hacer en el país.
En el 'debe' queda la tibieza de los mediocampistas
centrales, pese a que Méndez terminó en un nivel aceptable. Lamentablemente,
Bellocq prometió más de lo que cumplió y de Vidal, después de este partido,
mejor ni hablar. También preocupa la falta de un hombre por el sector izquierdo
de la defensa, como así también un nueve de peso y nivel adecuado para terminar
la buena cantidad de situaciones de gol que se generan.
En el plano global, el entrenador deberá trabajar, y mucho,
en el retroceso y la atención a la hora de marcar. Si bien queda expuesto por
una decisión de juego, regaló muchos puntos por horrores en el aspecto
defensivo y quedó la sensación de que podríamos haber alcanzado algún objetivo
mayor si estábamos maduros.
A pensar en el semestre que viene para celebrar que ¡volvió
el Rey de Copas!
Fuente Play Fútbol
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