Fernández se perfila para ser el 9 del Rojo y sueña en
grande: Hay que ganar algo.
Leandro Fernández, de
Independiente.
Por Favio Verona
"Se me piantó un lagrimón”. Leandro Fernández revela
que no pudo contener la emoción tras el gol que le marcó a Iquique (4-2). El
delantero de 26 años volvió a gritar después de casi 11 meses. En la última
temporada, el peor momento de su carrera convivió con la mejor etapa de su
vida: se rompió los ligamentos, se resintió en plena recuperación y nació su
primer hijo, Ramiro. “Extrañaba el viaje de la concentración a la cancha, la
llegada al estadio, cambiarme en el vestuario, la entrada en calor y la
sensación de escuchar a la hinchada gritando un gol mío. Ojalá de ahora en
adelante eso se repita seguido”, desea el atacante.
-¿Se te hizo larga la espera?
-Sí, con Iquique, cuando entré a la cancha, se me vino a la
cabeza todo lo que me pasó. Mi señora y mi hijo fueron mi principal sostén.
Esta experiencia me dejó enseñanzas. Ahora estoy más fuerte que nunca.
-¿En algún momento te desmoronaste anímicamente?
-Fue muy duro desde lo psicológico. Tenés que estar muy
fuerte de la cabeza para no derrumbarte. Iba contando los días y el proceso de
recuperación no se terminaba más. Además, a veces no sentís nada y al día
siguiente te duele la rodilla y tenés que arrancar otra vez. Eso es muy duro.
-¿Precisaste recurrir a la ayuda de algún profesional para
no caerte?
-Sí, el psicólogo Marcelo Roffe me ayudó mucho. Mis
compañeros también porque siempre me hicieron sentir importante cuando no podía
jugar. Nunca me dejaron afuera y eso fue fundamental. Pero ahora no debo
quedarme con esto:quiero hacer todo lo posible para encajar en el sistema de
Ariel (Holan), ganarme un lugar y empezar a convertir seguido.
-Dijiste que la lesión te dejó enseñanzas. ¿Qué fue lo que
aprendiste?
-Estos golpes vienen muy bien para aprender a no hacerse
mala sangre por boludeces. A veces, el egoísmo propio del futbolista te lleva a
encerrarte. Hoy tengo otra mirada de la vida.
-¿Qué hacías con tanto tiempo libre?
-Disfruté de mi hijo, que tiene 11 meses. Me hizo muy bien
que haya nacido justo en este momento. Su llegada me cambió la vida. Ahora
salgo a la cancha a pelearla por él. Verlo crecer es mi mayor alegría.
-¿Te deja dormir?
-Sí, es un señor. Y a la mamá la ayudo en todo, así que no
se puede quejar, jaja.
-¿Cómo llevás esa faceta de padre?
-Bien, como papá soy un nueve todoterreno: hago la comida,
cambio pañales. Juego por todo el frente de ataque y estoy a disposición del
técnico, que en este caso es mi señora, jaja. El 2 de agosto, cuando
enfrentemos a Iquique, cumplirá un año y quiero regalarle un gol.
-¿Cuánto te falta para estar al 100%?
-Me siento cada día mejor. Tengo muchas ganas de devolverles
a mis compañeros y a la gente todo el cariño que me dieron. Sé que puedo
aportarle mucho al equipo.
-¿Qué análisis hiciste del equipo al verlo tanto tiempo
desde afuera?
-Independiente hizo grandes partidos. Erramos muchos goles
en encuentros decisivos, como frente a Lanús (1-1). Lamentablemente no
alcanzamos el objetivo de entrar a la Libertadores, pero todavía tenemos
posibilidades de clasificar.
-¿Les faltó tu eficacia?
-Nooo, jaja. Todos mis compañeros me decían que faltaba yo.
Pero los chicos han estado muy bien. Ahora se sabe a qué juega Independiente.
El equipo encontró una identidad. Me siento muy cómodo en este equipo. Jugamos
el fútbol que le gusta a la gente, al hincha del Rojo.
-¿Qué sería un buen semestre para Independiente?
-Ganar la Sudamericana o la Copa Argentina. Venimos de tener
un gran semestre en el que fuimos protagonistas. Pero ahora tenemos que ganar
algo.
Fuente Olé
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