Tuvo claras chances para ganar, pero en el debut del DT
Holan, el Rojo igualó 0-0 con los sanjuaninos
Por Jonathan Wiktor
El prolongado receso de verano hizo de Independiente un
equipo trabajado, prolijo, pero falto de rodaje. El caldo de cultivo que se
generó durante los últimos 91 días, desde la noche en la que Gabriel Milito
renunció a su cargo, hizo que las expectativas fueran desmedidas. Mucho más
tras la confirmación de Ariel Holan, un entrenador que llegó al club como una
incógnita, y de los fichajes de Walter Erviti, Emmanuel Gigliotti y Nery
Domínguez (que ayer no pudo jugar porque aún no fue habilitado), quienes oxigenaron
a un plantel desgastado. Pero el equipo, en su primer partido oficial del año,
se sintió examinado hasta el detalle. En ese contexto nadie quiso alejarse del
plan por temor a fallar. Aunque Independiente fue claramente superior a su
rival, el empate fue la confirmación de un dogma: los equipos, se sabe, recién
se construyen durante la competencia.
Ofensivo pero estéril, Independiente -sobre todo durante el
primer tiempo- fue un conjunto atado a la teoría pero sin rupturas ni
imprevistos, once jugadores que optaron por seguir el manual a la perfección
pero sin sorpresa, determinante para abrir los partidos cerrados como el de
anoche. Con San Martín de San Juan que saturó su propio campo, los Rojos,
durante gran parte del primer capítulo, fueron inofensivos.
Independiente empezó su primer partido oficial del año con
una joven defensa de cuatro (Bustos, Figal, Franco y Tagliafico), dos
mediocampistas centrales (Rodríguez Berrini y Erviti), dos conectores por las
bandas (Rigoni y Togni) y dos centrodelanteros (Gigliotti y Albertengo). Holan
decidió poner énfasis en el juego exterior, por lo que el centro del campo
quedó despoblado. Independiente se hizo ancho pero largo. Mientras que
Rodríguez Berrini, el volante más retrasado, se metía entre los centrales para
formar una línea de tres e incentivar a que los laterales pasaran al ataque con
soltura -algo que hicieron muy bien-, Erviti se quedó lejos del arco rival,
solo, perdido, con pocas opciones para jugar en corto, su arma letal.
Recién a los 30 minutos, cuando el duelo iba a velocidad
crucero, Holan vio que el sistema pedía algunos retoques. San Martín atacaba
poco, entonces decidió que Rodríguez Berrini se adelantara algunos metros y
Erviti, en consecuencia, se posicionara casi como un enlace, donde mejor
trabaja. Con ese movimiento táctico Independiente logró intimidar.
A diferencia de lo que buscaba Milito, este Independiente es
mucho más directo, sin tanta elaboración y sin miedo al pelotazo. Muchas veces
el envío largo fue la alternativa que siguieron los jugadores para salir del
bosque de piernas que sembraron los sanjuaninos.
En el segundo Independiente tuvo otra actitud y, durante
varios momentos, encontró el funcionamiento que no había tenido en la primera
parte. El entrenador hizo dos cambios positivos: Barco, que reemplazó a
Albertengo, entró para ayudar a Erviti y Benítez, en lugar de Togni, profundizó
la búsqueda por la izquierda. El juego se hizo más corto y las oportunidades
fueron llegando.
Cuando faltaban poco más de 20 minutos, Gigliotti estuvo
cerca de abrir fuego. Cruzó un remate que dio en el palo izquierdo del arco de
Ardente, luego de una buena conexión. Benítez, sobre el final, tuvo otro
disparo en el palo, esta vez en el derecho. La última jugada fue toda del
arquero de San Martín, que sacó un gran cabezazo de Tagliafico. Las tres
jugadas más claras del estreno del Independiente de Holan, un equipo en
construcción.
Fuente Cancha
Llena
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