Erviti responde todo: este Independiente, Holan, la crisis.
Y avisa: "Esto no se divide entre viejos y jóvenes, sino entre quienes
juegan bien y mal".
Walter Erviti, mano a mano con Olé. (Germán García Adrasti)
Por Favio Verona y Fabián Rodríguez
- ¿De dónde sacás la energía para seguir jugando en un
fútbol tan desgastante como el argentino a los 36 años?
- No hay obstáculo que pueda hacerme pensar en no seguir.
Disfruto de jugar al fútbol no sólo en una cancha con 40.000 personas, sino
también en mi casa, en la playa, con mis amigos o mis hijos. Amo tanto lo que
hago que eso es más fuerte que todo lo que rodea a nuestro fútbol.
- Llegaste a un club que hace rato está atravesando una
situación difícil. ¿Dudaste en venir?
- No, para nada. En todas las instituciones hay mucha
presión. Lo que sucede es que Independiente, por historia, está acostumbrado a
ganar y hace rato que no lo logra. Sentimos que tenemos las armas para
lograrlo.
- ¿Por tu trayectoria sentís que te perfilás para ser el
líder del plantel?
- No entro al vestuario pensando en ser el líder. Nunca
busqué esa situación, pero sé que tengo que volcar mi experiencia para el bien
del grupo. Hay que tener en cuenta que llevo 20 años en el fútbol profesional.
- Cuando vos ya jugabas algunos de tus compañeros aprendían
a caminar.
- Estoy un poco viejo, ja. Igual, a mi entender el fútbol no
se divide entre viejos y jóvenes, sino entre los que juegan bien y mal. Más
allá de la edad, si hacés las cosas bien podés estar vigente y, si no te
cuidás, no va a haber paciencia ni tiempo para aguantarte. Independiente tiene
muchos jóvenes a los que noto comprometidos. Y estoy convencido de que entre
todos podemos armar un equipo prometedor.
- ¿Te motiva romper el prejuicio de la edad?
- Sí, claramente, quiero vencer ese prejuicio. El fútbol no
tiene una edad límite, podés jugar hasta que el cuerpo te lo permita. Yo me
siento bien y quiero contagiar a mis compañeros. Cuando estaba en Boca, el
Flaco Schiavi era el más grande del plantel y en la cancha era un animal. Eso
nos motivaba a todos. Ojalá yo pueda hacer lo mismo en Independiente.
- ¿Llegás a los 40?
- Intentaré llegar a los 37. Me faltan un par de meses. A
esta edad, cuando termina un torneo pongo muchas cosas en la balanza: mi
rendimiento, cómo me siento, si estoy disfrutando. En función de eso decido si
seguir o no. Sé que cuando dejás, la felicidad que te da el fútbol no la
encontrás en ningún lado.
- ¿Con qué te encontraste en Independiente?
- Soy muy cerrado y tímido. En general me cuesta integrarme
a los grupos, pero acá me hicieron sentir muy cómodo rápidamente. En el plantel
hay muchos jóvenes con ganas de triunfar, de progresar y de aprender. Hoy es
difícil encontrar juveniles conscientes de las situaciones de los clubes, pero
en Independiente hay pibes muy serios.
- ¿El juego que pregona Holan te va a facilitar la
adaptación?
- En 20 años de carrera jugué en muchas posiciones y me
dirigieron técnicos con distintas ideas. Tengo mi filosofía de juego, pero
puedo adaptarme a todo. Ariel quiere un equipo muy agresivo a la hora de
atacar.
- ¿Qué conclusiones sacaron de los amistosos?
- Es difícil evaluar esos partidos. Independiente es un
equipo nuevo: cambió muchos jugadores y también el técnico. Va a llevar tiempo
encontrar el funcionamiento. Pero sabemos que no tenemos excusas.
- ¿En qué posición te sentís más cómodo?
- Adentro de la cancha. Salvo de arquero, ya jugué en mil
puestos y en todos conseguí cosas importantes. Nuestra carrera es corta como
para tener preferencias por un puesto. El fútbol es lo mismo en casi todos los
sectores del campo: hay que tener la pelota, pasársela al compañero, moverse
para ofrecerse como opción de descarga y marcar cuando la tiene el rival.
- Pero vos vas a ser una especie de armador...
- Me dieron la camiseta 10, pero usarla no significa que el
resto tiene que hacer lo que quiero yo. Por supuesto que me genera orgullo,
pero soy consciente de que no soy un 10 tradicional. En los últimos tiempo he
jugado de doble cinco adelantado. Entiendo que debo cumplir funciones
ofensivas, pero también tengo obligaciones defensivas y me hago cargo de eso.
- ¿En la cancha vas a cumplir una función similar a la de la
Brujita Verón?
- Sí, claramente. Esa es la posición con la que me siento
identificado y la que más se asemeja a mis cualidades. Trato de tener libertad
y de ser inteligente para adelantarme o retrasarme según los momentos del
partido.
- ¿Cómo es compartir el medio con Domínguez?
- Nery tiene muy buen pase y una gran visión del juego. Cada
vez que agarra la pelota, piensa en el arco rival. Es un placer tenerlo de
compañero porque es un volante central clásico de los que siempre tuvo
Independiente, del estilo Marangoni.
- ¿Cuáles son tus objetivos personales y cuáles son los
grupales?
- Yo aspiro a disfrutar. Y en cuanto a lo grupal, la meta es
entrar a la Libertadores del año que viene. Sabemos que un club como
Independiente tiene que ser campeón, pero hay que ir de a poco. Debemos hacer
las cosas como corresponde y no ir más allá de lo que uno puede dar.
- ¿Extrañás jugar?
- Ya pasó demasiado tiempo desde el último partido oficial.
Tengo el deseo de entrar a una cancha, pero también estoy ansioso por poder
disfrutar de un fútbol serio, competitivo y bien organizado.
- ¿Qué conclusiones sacás de lo que está pasando?
- Es muy difícil hacer un análisis sin caer en la crítica.
Queremos poder disfrutar del fútbol de una vez por todas. Y que haya más
claridad. Veo que todas las discusiones giran en torno al poder y al dinero,
pero hay un montón de cuestiones de fondo que también se tienen que corregir,
como la organización de los partidos y de los torneos.
- ¿Es necesario que todas las partes dejen de lado sus
intereses en pos del bien del fútbol?
- Absolutamente. Es el momento de cambiar las cosas, de
profesionalizar todo lo que rodea a este deporte y organizar mejor los
campeonatos. Tenemos jugadores y técnicos a los que vienen a buscar de todo el
mundo. Cuando quieren impulsar una liga, se llevan a los nuestros. ¿Por qué si
nosotros producimos la materia prima la tienen que disfrutar los demás? Habría
que cuidarla. Quiero llevar a mis hijos a la cancha y que puedan ver a Tevez o
a D’Alessandro. Me gustaría tener la posibilidad de jugar contra ellos para
aprender.
- ¿El fútbol argentino expulsa a sus figuras?
- No sé si las expulsa, pero ante tanta incertidumbre los
jugadores van en búsqueda de cierta tranquilidad que les permita desarrollar
mejor su juego. Y acá no es fácil encontrarla. Los hinchas no entienden los
momentos. Es comprensible, pero ellos van a la cancha a verte ganar, no tienen
paciencia y no les importa si te pagan.
- ¿Es difícil disfrutar?
- Yo lo puedo hacer, pero deseo que las cosas mejoren.
Espero que dentro de seis meses no tenga que escuchar a colegas que no se están
entrenando porque no cobran. No podemos seguir poniendo parches para salir del
momento. Es necesario tomar medidas profundas. Ante la falta de pago tiene que
haber quita de puntos. Y si eso es sucesivo, es necesario que los jugadores
queden en libertad de acción. Debería haber daños más grandes para los clubes
que no cumplen. Lo mismo tendría que suceder cuando hay inconvenientes en las
tribunas. Si queremos al fútbol, de una vez por todas debe haber sanciones
ejemplificadoras.
- ¿No creés que los futbolistas deberían involucrarse un
poco más?
- Es cierto que podríamos estar más comprometidos, pero
nosotros participamos a través del gremio y nos sentimos bien representados.
Las Asambleas en Agremiados tienen una gran convocatoria.
- ¿A los jóvenes los ves comprometidos?
- Los grandes intentamos protegerlos para que ellos se
dediquen sólo a jugar. No queremos que se metan en situaciones que les puedan
generar un quilombo en la cabeza.
- ¿Cuando te alejás del país se extraña la locura y la
presión de jugar en este fútbol?
- No, nadie extraña la locura. Muchos vuelven a sus raíces
por el sentimiento que tienen por sus clubes, pero la gente no tiene en cuenta
todo lo que vos dejás de lado para regresar. Hay muchas cosas que tienen que
cambiar, no sólo lo que tiene que ver con la plata. Ojalá todo lo que pasó haya
sido el punto de partida.
ASI LO VI / No le importa quedar bien con nadie (Favio
Verona):
“Hablar de fútbol y de la política del país me encanta”,
dice Walter Erviti apenas termina la extensa charla con Olé . Y no hace
demagogia. Reconoce que es introvertido, pero la pelota parece ser la llave
para levantar la barrera de su timidez. Se lo nota cohibido en los primeros
tramos de la conversación, aunque se suelta de inmediato. Reflexivo, no
responde por compromiso. Se toma unos segundos para pensar lo que dice sin caer
en el terreno de las respuestas prefabricadas, esas que en el mundo del fútbol
tanto se usan para salir del paso y cocinar entrevistas como si fuesen fast
food. A sus 36 años, se mueve en el terreno de las palabras con la misma
claridad con la que lo hace en el campo de juego. No le importa quedar bien con
nadie a la hora de referirse a la crisis perpetua que atraviesa el fútbol
argentino. Desnuda su pensamiento sin acudir jamás al tamiz de la obsecuencia,
acaso porque sabe que ya está hecho y que no tiene que estar rindiendo cuentas.
Fuente Olé
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