Entre los hinchas se señala a los jugadores por desgastar
entrenadores, pero la renovación también se da en el equipo
Por Jonathan Wiktor Para La Nación
Si una mentira repetida suele instalarse como una gran
verdad, los hinchas de Independiente , o varios de ellos, quedaron atrapados
bajo ese engaño, con una frase que suena, cuanto menos, un tanto injusta. Se
dice en las tribunas del estadio Libertadores de América, cada día con más
fuerza, que "estos jugadores no paran de comerse entrenadores", en lo
que vendría a ser un análisis simplista y desproporcionado del desencantado
andar de los Rojos en los últimos años, pero sobre todo una gran falacia.
Porque aunque los futbolistas tienen una gran responsabilidad, los grupos de
trabajo, con los cinco entrenadores que gobernaron durante el último trienio,
han cambiado de manera constante y muchas veces profunda. Es cierto que los
entrenadores no supieron revertir un presente desfavorable, pero también es
verdad que el plantel del equipo fue muy volátil, con migraciones constantes.
Del grupo de Omar De Felippe, conformado en enero de
2014, sólo sobreviven tres jugadores, Martín Benítez, Nicolás Figal y Néstor
Breitenbruch. En números comparativos, esos futbolistas, de los cuales dos
recién daban sus primeros pasos, apenas representan el 10% del plantel actual.
Independiente se preparaba para el segundo semestre en la B Nacional y el
actual entrenador de Vélez, que había asumido en la quinta fecha de la primera
rueda, armaba un equipo que meses más tarde regresaría a la máxima categoría,
momento en el que, empujado por algunos directivos que todavía caminan por los
pasillos de la sede, elegiría dar un paso al costado.
Su lugar fue ocupado por Jorge Almirón, que llegaba luego
de haber hecho una sorprendente campaña en Godoy Cruz de Mendoza. Para la
última parte de ese año, a Figal, Breitenbruch y Benítez, tomando en cuenta los
que todavía están, se sumaría Víctor Cuesta, que había jugado para Huracán en
el famoso desempate en La Plata, en lo que implica un 14%.
En el segundo torneo dirigido por Almirón, el campeonato
2015, la cifra subiría a nueve, entre los cuales se incluyen futbolistas que
tuvieron muy poco rodaje. Gustavo Toledo, Nicolás Tagliafico, Diego Rodríguez
Berrini, Julián Vitale -de las inferiores, recién debutaría en mayo- y Lucas
Albertengo se agregaron a esa lista. Nueve, tan sólo, de un nutrido plantel, lo
que implica un 32% de continuidad, muy poco como para darle entidad al motivo
capital que eligen los hinchas para explicar los malos resultados. Sin contar
que Breitenbruch y Vitale, que sumaban sus primeros partidos, estuvieron más
tiempo afuera que adentro de la cancha. Almirón, rechazado por los hinchas, se
fue tras una serie de malos resultados.
Mauricio Pellegrino, que estaba sin trabajo tras haber
sido despedido de Estudiantes, fue presentado en Independiente el 10 de junio
de 2015. Del grupo que dejó Almirón, para ese semestre, y una vez más tomando
en cuenta a los que aún están, llegaría Diego Vera, que por estas horas planea
irse de los Rojos. Para su segundo torneo, jugado durante la primera parte de
2016, Martín Campaña, Emiliano Rigoni, Germán Denis y Leandro Fernández -en
agosto se rompería los ligamentos de su rodilla derecha- fueron contratados por
la institución que encabeza Hugo Moyano. Ahí ya se hablaba de la
responsabilidad de los jugadores, pero, así y todo, apenas el 50% todavía está
en el club, lo que refleja un recambio cuanto menos considerable.
Tras la salida de Pellegrino, fue el turno de Gabriel
Milito, quien despertó muchas expectativas. Pero lo suyo fue un gran chasco. El
ex Barcelona, que se hizo cargo del plantel a mediados del año pasado, no supo
cómo resolver los problemas y los resultados quedaron a la vista. La similitud
entre ese plantel y este de Holan tiene sentido por la estrecha distancia
temporal: entre el arribo de uno y otro sólo pasaron siete meses. El porcentaje
de similitud, en este caso, es del 78%. Pero el proceso de Milito registra un
asterisco particular: el ex DT de Estudiantes utilizó 13 jugadores que no
estuvieron con Almirón y varios de sus refuerzos tuvieron pocos minutos. A los
jugadores que ya estaban, se agregaron Gonzalo Rehak, Damián Albil, Fabricio
Bustos, Maximiliano Meza, Damián Martínez, Domingo Blanco, Juan Manuel Sánchez
Miño y Ezequiel Barco -la joya que llevó Jorge Griffa a las inferiores-. Muchos
de ellos son alternativas.
Milito renunció a su cargo el 17 de diciembre del año
pasado, luego de perder como local ante Banfield. Pocos días después sería
contratado Holan. De su plantel sólo quedan tres sobrevivientes del que se
conformó en enero de 2014. La cifra, con las temporadas, fue creciendo, pero
nunca como para darle crédito real a esa frase que, de tanto repetirse,
pretende instalarse en las tribunas como una gran verdad revelada.
Fuente Cancha Llena
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