El nuevo escándalo profundizó la grieta entre la AAA y el
Sadra; "Así es difícil la comunión del grupo", admitió el suspendido
Laverni
Por Alberto Cantore
La última polémica arbitral, protagonizada por Sául Laverni
y el asistente Cristian Navarro, en el partido entre Lanús y Gimnasia y Esgrima
La Plata, destapó una situación que estuvo disimulada, aunque siguió su curso
en el núcleo de quienes dirigen en los torneos argentinos. Los dos gremios que
reúnen a los referís no tienen diálogo. Y la tensión fue en aumento en los
últimos tiempos. La Asociación Argentina de Árbitros (AAA) y el Sadra,
lideradas por Federico Beligoy y Guillermo Marconi, respectivamente,
determinaron desde hace un tiempo que sus asociados no compartan los equipos
arbitrales. Un despropósito, una señal de la desunión y de los egos que se
fueron alimentando, de los ataques verbales que se repiten. "Hay una
brecha. La relación es prácticamente nula, más allá de algún grupo de whatsapp.
Esto parece unitarios y federales. Así es difícil la comunión del grupo",
expresó Laverni, que no escondió la problemática que rodea a los árbitros.
Me quedan un par de años y de acá al final de mi carrera no
volveré a dirigir a Gimnasia, porque capaz que gana 5-0, pero se van a quejar
de un lateral. Hay una herida, una historia: para la gente de Gimnasia ya no
soy creíble (Saúl Laverni)
El encuentro entre Tigre y San Lorenzo, de la 26ª fecha del
reciente campeonato, terminó de desatar la crisis. El mundialista Néstor
Pitana, de la AAA, y el asistente Yamil Bonfá, del Sadra, fueron los actores de
una desacertada resolución, quienes encendieron la mecha y provocaron los
primeros cruces de acusaciones. El árbitro internacional convalidó un gol del
colombiano Rincón (Tigre) a instancia de su colaborador quien, tras darle el
visto bueno mediante el intercomunicador, generó el error. "Vamos a
terminar todos a los bollos. El tema pasa por las designaciones, porque el
poder de los gremios pasa por ahí: de quién juega o no. Es un tablero de
ajedrez donde se miden las fichas que se juegan. Después de aquel partido, en
el que Beligoy era el cuarto árbitro, empezaron las declaraciones. Ahí empezó
el enojo y el encono de los dos lados y, entonces, cada gremio juega con
árbitros suyos", resumió en diálogo con La Red el rosarino, que fue
suspendido, de manera provisional, y ayer envió el descargo a la AFA.
Para Laverni, en la acción que antecede al gol de Lanús
-off-side de Oscar Benítez- es de apreciación, de 20 o 30 centímetros.
"Cristian [Navarro] apreció que arrancaron en la misma línea. En el
diálogo por el handy [intercomunicador] le dije: 'Si acertaste sos Balón de
Oro, pero si no, no sabés en el bolonqui que nos metimos'". La decisión de
no sancionar penal sobre Ignacio Fernández, de Gimnasia, la sigue defendiendo:
"El informe del veedor dice que fue penal; yo disiento, porque las fuerzas
son dispares".
De los 29 árbitros que dirigieron en el reciente torneo de
primera, Darío Herrera, con 28 cotejos, fue el que más actividad tuvo en las 30
fechas.
El descontrol, la división profunda entre los gremios, serán
cuestiones que tendrán que resolverse tras las elecciones de mañana en la
Asociación del Fútbol Argentino. Será un tema espinoso, como muchos de los que
les espera a los candidatos Marcelo Tinelli y Luis Segura. La salida de Miguel
Scime, la designación de Víctor Blanco, presidente de Racing, en el puesto de titular
del Colegio de Árbitros, fueron todos movimientos que agregaron una cuota mayor
de confusión en una temporada en la que los jueces estuvieron bajo la lupa
desde el comienzo. Todo, en un medio que se hizo cada vez más belicoso y en el
que el error ajeno es fustigado, aunque pocos admiten sus equivocaciones.
Fuente Cancha Llena
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