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martes, 29 de diciembre de 2015

Un equipo acoplado



Desde la llegada de Hugo Moyano llegaron 24 futbolistas. La base actual del Rojo está integrada por refuerzos que jerarquizaron el plantel. Ahora, le falta el título.

 Moyano invirtió en 24 refuerzos desde su arribo a la presidencia del Rojo.

Por Beto Tisinovich

Luego del año en la B Nacional y de tener un club destruido en todos los aspectos, en Independiente empezó una reconstrucción. La llegada de Hugo Moyano y su directiva le dio un impulso a una institución que fue modelo hasta mediados de los 90 y que fue degradándose hasta llegar a un pozo ciego. Si bien todavía no logró títulos a nivel deportivo, los avances pueden verse a diario. Desde tener a los empleados al día, de poner en funcionamiento los predios, de hacerse cargo de deudas gigantes de administraciones anteriores, de darle un nuevo impulso a las Inferiores y de formar un equipo competitivo.


En sus casi 18 meses de gestión, renovó casi toda la plantilla al adquirir 24 futbolistas. Para eso, gastó cerca de 150 millones de pesos, pero con la salvedad de que varios jugadores tienen valor de reventa como Tagliafico, Cuesta, Albertengo, Lucero, Torito Rodríguez, Rodrigo Gómez más las apuestas de Ezequiel Vidal y Domingo Blanco. A eso le sumó jerarquía y experiencia con Cebolla Rodríguez, Vera, Méndez, Jorge Ortiz y Victorino. En tanto, Toledo, no se afianzó y es un puesto a reforzar. No hay que olvidarse de Papa, quien jugó casi siempre de volante, aunque jamás demostró ser el lateral que alguna vez estuvo en la Selección. Todos ellos fueron posicionando a un Independiente que venía de un abismo, que lo llevó al peor momento de su rica historia. Es que sumado a los que bancaron la parada en el ascenso, como el Ruso Rodríguez, Mancuello, Benítez y Pisano, más varios pibes como Pizzini, Villalba, Trejo, Zárate, Figal y Breitenbruch, el equipo peleó varias cosas. Si bien no consiguió nada lo posicionó y mira el futuro con optimismo.


Ojo, no todas son buenas en el rubro incorporaciones. Hay varios que pasaron con mucha pena y varios se preguntan cómo llegaron a firmar un contrato. El primero fue Sergio Escudero, quien ya había fracasado en el Clausura 2007. Lo mismo que Emanuel Aguilera, Gabriel Graciani y José Valencia. Todos apellidos que vinieron bajo la conducción de Jorge Almirón. Con el ahora DT de Lanús, también se pusieron la roja: Riaño, Montoya y Aquino. El delantero cumplió, pero quedó relegado con la llegada de Vera y se fue Unión. El arquero, en su único partido, lo salvó en los penales del papelón histórico contra Moldes. Y el enganche, a quien el cuerpo técnico de Pellegrino lo había puesto bien en lo físico hasta la lesión contra Estudiantes, jamás se destacó y por ahora sigue.


En el último libro de pases, ya con Longaniza, la lista se redujo a cinco refuerzos. Pellerano, Ortiz, Vera y Cebolla cumplieron. Y si bien Rodríguez no pudo dar todo por sus lesiones, cada vez que estuvo entero mostró su clase. Mientras que Pereyra Díaz tuvo poca acción y no seguirá porque su pase es caro. Así la cosas, y con una renovación casi total, el Rojo tiene un equipo acoplado. Sólo le falta llegar a buen puerto y sacarse la carga de ser campeón.



Fuente Olé

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