Una vez más Independiente jugó un gran partido. Lo hizo por
la camiseta, por el honor, por el orgullo de pertenecer a una raza muy
particular. De tocar la pelota, de buscar al compañero, de tener un orden y un
criterio.
Desde el arranque fue superior y la figura de Saja se
agigantó en cada momento. El arquero salvó no menos de cinco situaciones claras
en tanto el rival apenas tuvo un córner muy bien ejecutado y un centro al
segundo palo tras el empate como únicas posibilidades en todo el partido.
El ingreso del Cebolla y el buen movimiento de Pisano le dio
vida a un equipo que se descompensó con las expulsiones y cuando se temía lo
peor, afloró la garra, la calidad, el talento y la magia de los jugadores.
No se rifaron las pelotas, se jugaron al pie, con toques
cortos y precisos. Así llegó el gol y luego Cuesta tuvo la jugada heroica.
Independiente no murió de pie. Dio una lección de fútbol y
profundizó la paternidad. Sigue siendo el equipo que más veces ganó en el Cilindro,
le volvió a sacar 23 juegos de diferencia y jugará la Copa Sudamericana.
Para valorar y destacar la actitud del equipo. Jugó una
final de visitante como si estuviera en el patio de su casa y tal vez haya sido
así, porque una vez más demostró quien es el mejor del barrio.
Gracias Independiente por tu fútbol, por tu fidelidad, por
reconciliarte con tu historia. Jugarás otra Copa Internacional en 2016 y
volveremos a soñar en el primer semestre con este equipo que nos dio muchas más
alegrías que tristezas.
¡ Vamos Rojo querido !
Fuente C.A.I. Sitio Oficial
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