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domingo, 8 de marzo de 2015

A los propietarios de la opinión en Independiente: ¿Ya podemos hacerles críticas a Almirón?.







Por Rodrigo Tamagni

Algunos parecen ser más Almironistas que Almirón y defienden con mirada absolutista al entrenador. Es un buen momento para repensar entre todos su trabajo y solucionar los horrores, así no nos encontramos con otra pesadilla como en cada año.
En Independiente se debe ser exigente y no darse el lujo de relajarse. Con calma, no hay que cortar cabezas, simplemente acomodarlas

El Independiente de Almirón comienza a ser previsible. O quizás nunca haya sido demasiado misterioso. Al mago se le ven los naipes abajo de la manga. El maravilloso truco se reitera una y otra vez, y termina siendo cuestión de suerte o planteo de la partenaire que salga bien: si el equipo rival se pone en la piel del protagonista, el hechizo sale a la perfección. Pero si el conejo se empaca en la galera, los de Almirón se transforman en discípulos de un sólo aspecto de René Lavand: "No se puede hacer más lento".

Entonces, cada equipo que nos salió a jugar de igual a igual, sufrió ante la velocidad y eficacia de Independiente. Pero si se meten atrás y entregan la pelota al "Rojo", todo se transforma en una eterna cámara lenta en donde no se mete gente en el área ni se patea al arco. ¿Conclusión? No se genera una situación de gol.

Las contras ante Newell's, los goles a Quilmes, el tanto a Belgrano; todas esas acciones tuvieron un denominador común: fueron tomando por sorpresa al rival mal parado o con la fantasía del botín de Mancuello. Y no vengan a decirnos que el grito al "Cervecero" fue por un jugadón. Se manejó la pelota todo el día, pero a 20 metros del arco.

No hay profundidad, porque nadie mete un pase de gol. No hay astucia, porque ninguno clava una diagonal endiablada. Hay juego asociado, pero sin picardía.

Por eso, y con permiso de los monarcas del condado de Almirón que rugen enojados cada vez que se le realiza una crítica al entrenador, nos tomamos el atrevimiento de contradecir algunas de las decisiones de este proyecto de buen técnico que tiene el "Rojo".

Porque, ojo, no es cuestión de ganar o perder; el equipo tiene una idea más que interesante y eso es todo mérito del DT. La premisa de jugar por abajo encandila nuestros ojos y es una camiseta que fabricó él. También la elección de Cuesta y Rodríguez, claves en la filosofía propuesta. Aunque hay que dejar de seducirse por su discurso y sentarse a hacer una autocrítica de lo futbolístico.

No se puede depender de la iluminación de Mancuello en todo momento. No podemos apostar los arrumacos por izquierda a la buena voluntad del simpático Papa. No podemos desperdiciar en todos los segundos tiempos a Pisano. No podemos seguir esperando que explote Benítez hasta que las velas ardan. No tenemos por qué depender de que el rival se decida a atacar para aprender a lastimar. No debemos sentir que cualquier triangulación contraria nos rompe los esquemas.

Queda mucho hilo en el carretel del torneo y Almirón es el indicado para que nos haga pescar el título. Claro, para eso debemos sacarlo del inmaculado sillón en el que intentan sentarlo y correrlo de la mira voraz de los francotirados cegados por el resultado final. Hay que trabajar sobre los errores.


Fuente Infobae

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