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lunes, 23 de febrero de 2015

El Análisis: pasividad, falta de rebeldía y distracción (Vs Sarmiento Junin)







Por Rodrigo Volpi



Tras el muy buen partido de Independiente en Rosario, llegó Sarmiento de Junín a Avellaneda por la segunda fecha y el rendimiento fue una decepción para toda la gente que llenó el Libertadores de América. El mismo Jorge Almirón sabía de antemano que, aunque elija parar el mismo equipo, no iba a poder jugar de contragolpe como lo hizo ante Newell’s y que estaba obligado a salir a buscar el encuentro. Sin embargo, salvo por pocos lapsos del partido, el local no salió a pasar por encima al visitante. Hizo todo lo contrario: fue pasivo, mostró muy poca rebeldía y las pocas distracciones atrás costaron un gol.



Los mejores minutos de Independiente fueron los primeros 20. Sin ser una luz, tomó la iniciativa y preocupó a Sarmiento, principalmente por la actuación de Matías Pisano, uno de los pocos rescatables en el empate. ¿La imagen repetida en gran parte de la tarde? El Rojo en campo rival, pero con pocas ideas para entrar. El planteo de Sergio Lippi fue casi idéntico al de Almirón en Rosario.





La espera del equipo de Junín obligaba a Independiente a jugar con muchos menos espacios que ante Newell’s y se sintió. Lucas Albertengo, de tan buena tarea en la primera fecha jugando con el arco de frente, casi siempre debió hacerlo de espaldas. Si bien tuvo un cabezazo que se estrelló en el palo, no redondeó un buen partido y le costó mucho generar peligro en espacios reducidos.






Otro punto que dejó en evidencia la excesiva paciencia -ser paciente es una virtud cuando en un determinado momento de la jugada se cambia el ritmo- y la pasividad del equipo, fue el casi eterno toqueteo entre los cuatro jugadores de la defensa. Del 3 al 6, del 6 al 2, del 2 al 4 y viceversa. Además, Papa -de partido correcto- casi siempre estaba libre en su sector, pero a la hora de desequilibrar por la punta izquierda, el peligro se diluía. Y es entendible, Papa no es un volante ofensivo, y eso es responsabilidad del entrenador.






Y el Verde, cuando tenía la posibilidad de avanzar unos metros, generaba fallas importantes en defensa. Hubo una sola llegada clara del visitante en el primer tiempo. Tras un pase en cortada entre Toledo y Figal, Gervasio Núñez estuvo a punto de convertir, pero su puntería erró por centímetros.






El segundo tiempo tuvo un arranque parecido al primero, aunque la leve superioridad del Rojo duró menos minutos. De todas formas, el abanderado en el desequilibrio era el mismo: Pisano. Flotando por el medio lastimaba a la defensa rival.






Cuando el encuentro ingresó en el último tercio, Sarmiento, al ver que a Independiente le costaba romper las líneas, se animó y comenzó a adelantarse. La presión que hacían todos sus jugadores en campo propio, pasó unos metros más arriba. Y el partido se tornó de ida y vuelta con aproximaciones peligrosas de ambos lados.





El ingreso de Martín Benítez -el mejor del local junto a Pisano- por Papa le dio mucho más picante al equipo por la banda izquierda. Fue de los pocos jugadores que rompía las líneas de presión del equipo de Lippi y generaba peligro. Y hubo una situación del segundo tiempo que otra vez dejó a las claras la pasividad local. Benítez gambeteaba e intentaba buscar un pase en ofensiva, sin embargo, sus compañeros estaban estáticos ante las marcas.






Y cuando faltaban seis minutos para el final, llegó el baldazo de agua fría. Sarmiento, que había llegado una vez de forma clara en la primera parte y había inquietado con dos disparos de afuera de Núñez, convirtió el primer gol de la tarde. Pisano y Toledo miraron al lanzador y Cuevas, autor del tanto, cabeceó con total tranquilidad ante la mirada de Cuesta y Tagliafico.










Algunos piensan que también hubo un error del arquero. Creo que por la fuerza y la comba abierta del centro, si Rodríguez salía a cortar, quedaba a mitad de camino. Si es que tiene responsabilidad alguna, es mínima en comparación a la desatención en defensa.



Cuando parecía que estaba todo perdido, la suerte le dio un guiño al Rojo. En tiempo adicionado, Valencia, de flojo ingreso, remató al arco pifiado y Pisano, muy atento a la jugada, la jugó de taco y empató el partido tras el rebote. Premio para él por intentar algo distinto durante todo el encuentro.






Federico Beligoy, que tuvo un mal partido -sin ser determinante para nada en el resultado-, dio el pitazo final y se concretó el empate 1-1. Salvo las buenas actuaciones de Benítez y Pisano, el resto de los jugadores de campo no completó un buen encuentro. La defensa, las pocas veces que fue atacada, sufrió de más. Figal regaló en reiteradas ocasiones la pelota al mediocampo rival en las salidas. El uruguayo Rodríguez jugó un muy buen primer tiempo, pero se hizo amonestar infantilmente y debió afrontar un segundo tiempo solo en la recuperación y condicionado. Mancuello tuvo uno de sus peores partidos en Independiente de los últimos dos años y el equipo lo sintió mucho. Quedó en evidencia que Papa puede ser volante ofensivo cuando la idea es contragolpear, pero si hay que tomar la iniciativa, le cuesta esa posición. Albertengo no pudo desequilibrar ante pocos espacios y Lucero estuvo desaparecido en acción de forma literal. Si bien el ping pong terminó 7-5 a favor del Rojo -con pocas claras de ambas partes-, no se puede dejar de lado que el presupuesto de Sarmiento es de casi $2.000.000 y que Independiente gastó cerca de $90.000.000 en refuerzos.



El próximo rival será Quilmes, que probablemente, aunque sea local, haga un planteo similar al de Sarmiento en Avellaneda. Jorge Almirón tendrá la tarea de encontrar la forma de lastimar y romper con eso, y los jugadores deberán mostrar una intensidad y una rebeldía parecida a la que hubo en Rosario y completamente distinta a la de ayer.


Fuente LxR

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