Por Sebastián Fest
Grita alguien en una pantalla importante de la TV que quiere
ver a la selección clasificada para el Mundial porque de lo contrario pierde
"guita" y no cobra "viáticos". Resultaría tentador apelar
al hashtag #findelperiodismo, pero también impreciso e injusto. Mejor hablar de
#antiperiodismo.
Mejor, también, hablar de falta de respeto. Una palabra,
respeto, que sirve de columna vertebral para la reflexión tras un jueves
desolador y ante un martes de inquietud. Es bueno respetar y respetarse,
empezando por la selección.
¿Es Edgardo Bauza un incapaz, como tantos comienzan a
afirmar? De ninguna manera, sería faltarle el respeto. Exitoso en lo suyo,
todos aquellos que lo han tratado hablan de su honestidad de cara al trabajo y
de algo nada banal en el muy complejo ambiente del fútbol argentino: es un buen
tipo. ¿Es Bauza el técnico que necesita hoy la selección? Muchas decisiones
suyas de las últimas semanas indican que no, y afirmar eso no es faltarle el
respeto.
¿Deben los jugadores de una selección argentina tomarse
libre el día siguiente a una debacle como la de Belo Horizonte? No, porque
sería legítimo interpretar esa desconexión como una falta de respeto por la
camiseta y por los hinchas, por lo mucho que hay en juego.
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¿Es importante que Messi y Mascherano hayan volado en el
avión de Neymar camino a Brasil y que se prodigaran en abrazos antes y después
del partido? No, es una anécdota, y aprovecharla para plantear lo que hubiera
hecho o no Maradona en una situación similar y de paso darle duro a Messi por
no ser "el Diego" es una falta de respeto. De respeto, sobre todo, a
nosotros mismos, porque los problemas son otros.
¿Es el momento de encarar una renovación profunda en la
selección? Una parte de la biblioteca dice que no, porque se trata de un grupo
que viene de jugar tres finales en dos años y que sólo por eso merece crédito,
pero el otro sector afirma que sí, que es un grupo que perdió tres finales en
dos años y necesita ser oxigenado. Preguntarse si algunos jugadores no deberían
tomarse un descanso no es una falta de respeto, tampoco lo que dice Mario
Kempes cuando habla de que en la defensa argentina se recibe a los atacantes
rivales con una "alfombra roja". Es, simplemente, un planteo legítimo
al técnico de la selección y a unas autoridades del fútbol argentino que no
deberían contar con la coartada de ser interinas y reflejo de una semi
intervención: serán responsables de lo que termine sucediendo en este momento
histórico.
¿Es, en definitiva, una falta de respeto plantear como
ventajoso el no llegar a Rusia 2018? Lo hizo Claudio Borghi esta semana en una
entrevista en Clarín ("Para Argentina sería bueno no ir al Mundial y
empezar de cero"), y muchas de las reacciones que generó no fueron
precisamente de respeto. Borghi, sin embargo, está planteando algo sensato por
la vía de llevarlo al extremo. Sin ir tan lejos, la pregunta podría ser: ¿y si
llegamos al Mundial -que sigue siendo lo más probable-, qué? Porque conviene
recordar que el objetivo no es llegar al Mundial, sino ganarlo. ¿Ganarlo
manteniendo intacto un grupo tan desgastado y desorientado? Mientras se busca
la clasificación, es hora también de decidir en serio qué se hace con una
selección que tiene el regalo de contar con Messi. Es puro respeto, puro
sentido común. Todo eso que no se consigue ni con guita ni con viáticos.
Fuente Cancha Llena

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